Bruselas, 29 de agosto de 2003. La Unión Europea ha pedido a la OMC que dictamine sobre la legalidad del sistema de cuarentena que aplica Australia a las importaciones de gran número de productos alimenticios que presentan interés para la UE. Las consultas celebradas entre Australia y la UE en mayo de 2003 no sirvieron para resolver los problemas del acceso al mercado de Australia. Por ello, no le ha quedado a la Unión Europea más alternativa que objetar en contra de esas prácticas comerciales restrictivas utilizando el sistema de solución de diferencias de la OMC. El Comisario europeo responsable del Comercio, Pascal Lamy, ha declarado: «a pesar de presentarse constantemente como punta de lanza del libre comercio de productos agrícolas, Australia, con su sistema de cuarentena, sigue bloqueando injustificadamente la importación de una serie de productos agrícolas a su territorio. En contradicción con las normas de la OMC, estas prohibiciones de las importaciones no se basan en una evaluación científica de los riesgos. La Unión Europea continuará recurriendo a los procedimientos de la OMC para lograr que Australia respete sus obligaciones jurídicas y ponga en práctica lo que preconiza sobre la apertura del comercio de productos agrícolas.» sta petición de la UE se produce después de haber celebrado consultas oficiales en la OMC (primera etapa del proceso de solución de diferencias de la OMC) con Australia en mayo de 2003. Las consultas no sirvieron para hallar una solución al conflicto, por lo cual la UE ha decidido solicitar que se constituya un Grupo especial de la OMC que se encargue de dictaminar sobre la legalidad de las medidas aplicadas por Australia.
El Grupo especial de la OMC fallará sobre la legalidad del trato que da Australia a determinados productos agrícolas que presentan interés para Europa amparándose en su sistema de cuarentena. La Unión Europea considera que las restricciones que se aplican a esos productos agrícolas son una violación flagrante de las normas de la OMC, establecidas en el Acuerdo sobre Medidas Sanitarias y Fitosanitarias (MSF) relativo a los regímenes aplicables a la salud humana, animal y vegetal.
Australia está convencida de que, al estar libre de muchas de las enfermedades animales o de las plantas que prevalecen en el resto del mundo, está justificado su estricto enfoque en relación con los riesgos y la cuarentena. La Unión Europea no pone en tela de juicio el derecho de Australia a establecer un nivel adecuado de protección, pero considera que este país no debe proteger injustamente a su propio mercado y sus propios productores imponiendo normas de cuarentena que bloquean las importaciones sin una justificación científica y a menudo por periodos de muchos años.
Estos son algunos de los problemas de acceso al mercado a que tienen que hacer frente los exportadores de la UE:
Una prohibición completa de las importaciones de una serie de productos agrícolas tales como las frutas y hortalizas y los productos animales y cárnicos, y ello sin una evaluación de riesgos científica.
Los productos de que se trata van de los tomates a los cítricos frescos, las manzanas, los melocotones, las nectarinas, los pepinos, las lechugas, las zanahorias, los albaricoques, los huevos y la carne de aves.
A las importaciones de carne de cerdo se les aplican condiciones extremadamente restrictivas. En particular, Australia autoriza únicamente las importaciones de carne de cerdo deshuesada procedente de Dinamarca, que debe someterse a un tratamiento de calor en Australia. Sin justificación aparente, Australia se niega a permitir que ese tratamiento por calor se aplique en el país de origen de las importaciones de carne sin deshuesar.
Australia es un miembro de los más importantes del Grupo de exportadores agrícolas de Cairns, que aboga enérgicamente por la libertad de comercio para los productos agrícolas. Lamentablemente, parece considerar que esta libertad sólo se aplica a sus exportadores y no a los que desean importar productos completamente seguros al mercado australiano.
Resulta difícil analizar las potenciales pérdidas de comercio, pero algunos de los efectos comerciales de las medidas que aplica Australia sí pueden ilustrarse: por ejemplo, las estadísticas comerciales demuestran que las exportaciones de hortalizas frescas de la UE a Australia, en 2002, ascendieron a 8000 toneladas, mientras que las exportaciones a Canadá – mercado comparable en volumen y en riqueza – ascendieron a 35.000 toneladas, es decir un 300% superiores. La totalidad de las exportaciones a Australia (más Nueva Zelanda) de frutas y hortalizas en 2001 era sólo de 16 millones de euros de un total de exportaciones de frutas y hortalizas de la UE de 3369 millones de euros.
La Unión Europea no es la única que ha manifestado su preocupación por el sistema de cuarentena de Australia. Recientemente, Filipinas solicitó que se estableciera un Grupo especial de la OMC para dictaminar sobre la legalidad del régimen de cuarentena de Australia en relación con las importaciones de frutas y hortalizas frescas, y el Órgano de Solución de Diferencias de la OMC ha decidido establecerlo. En 1998, a raíz de una queja de Canadá y de los EE.UU., la OMC dictaminó que el sistema de cuarentena que Australia aplicaba al salmón violaba las normas de la OMC.
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