Madrid, 17 de octubre de 2003. – En su propuesta de reforma de la Organización Común de Mercado para el tabaco, la Comisión propone, básicamente, el desacoplamiento por etapas de la prima actual y la instauración de una dotación financiera destinada la reestructuración de las regiones tabaqueras. La sectorial de tabaco de ASAJA rechaza de plano las orientaciones de la Comisión que equivalen a desmontar un sector productivo que genera riqueza y empleo en las regiones mas desfavorecidas de la Unión Europea.
En realidad, las medidas propuestas por Bruselas para abordar la reforma de este cultivo supondrán, desde los primeros años de aplicación, la desaparición de una gran parte de los empleos directamente vinculados al cultivo del tabaco, sobre todo en las pequeñas y medianas explotaciones, y desestabilizarán los sectores que dependen indirectamente de éste. Además, las ayudas destinadas a la reestructuración de las regiones productoras no compensarán el impacto social que va a tener la aplicación de las medidas diseñadas por la Comisión.
Resulta escandaloso que en un documento de 60 páginas titulado «Tabaco: evaluación extensa del impacto», se dediquen solamente tres líneas al impacto socio-económico del cultivo . La importancia del tabaco en Europa queda patente con estos datos: genera 400.000 empleos estacionales, fundamentalmente de mujeres y jóvenes (las categorías más vulnerables en las zonas rurales afectadas), más de 30.000 empleos en la primera transformación, y decenas de millares de empleos indirectos (insumos, mecanización, transporte, etc.) que activan la economía local de las regiones más desfavorecidas de la Unión Europea.
Asimismo, la propuesta de reforma ignora las consecuencias que tendrá para otros sectores la llegada de 110.000 nuevos productores y su incidencia en el equilibrio de los mercados de aquellos cultivos sugeridos como alternativas al tabaco. La alternativa de abandonar el cultivo y no producir nada tampoco está exenta de consecuencias, medioambientales, por lo que implica el abandono de los suelos (erosión, incendios, pérdida de interés turístico, etc.) y sociales, por lo inaceptable que resulta de cara al resto de la sociedad.
Por último, la correlación que se establece entre la producción europea de tabaco y el consumo resulta hipócrita y malintencionada, ya que hay que recordar que Europa produce el 5% del mercado mundial e importa más de un 70% de sus necesidades. Si desapareciera el cultivo sería cuestión de importar algo mas de países terceros, eso sí, empeorando el déficit de la balanza comercial y en detrimento del consumidor europeo que, gracias al marco reglamentario y profesional de la producción europea, la seriedad de las agrupaciones, la formación de los agricultores y los esfuerzos de trazabilidad y certificación, tiene actualmente a su disposición un tabaco europeo «propio». En suma, la Salud Pública no ganaría nada, al contrario, y el impacto económico sería desastroso.
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