A los ritmos actuales de molturación y recepción, aún en el supuesto de que las condiciones climatológicas no fueran desfavorables, la actual campaña se prolongaría, según las estimaciones de la Unión de Campesinos – COAG, hasta los últimos días de febrero o principios de marzo en el mejor de los casos. Especialmente destacable es la situación de la azucarera de Toro que tendrá que hacer frente a una campaña de más de 140 días, cuatro meses largos, muy lejos de los 95 días que exigía el compromiso firmado en el Acuerdo de Cierres.

Además, al estar cerrada la fábrica de La Bañeza, los agricultores que tradicionalmente entregaban su remolacha en otras fábricas pero que han sido destinados a esta tras los cierres pactados por Ebro, Asaja y Upa, no pueden realizar sus entregas en ella tendiendo que hacerlo en otras más distantes y, por tanto, encareciendo sus costes de portes.

Desde la Unión de Campesinos – COAG se exige, una vez más, que no haya sobrecoste alguno para los cultivadores, ya que el tener que entregar en otra fábrica es una situación que le viene impuesta por los cierres avalados por las otras OPAs y la propia Consejería de Agricultura quien tendría que hacerse valer en defensa de los remolacheros de la región.

La presente es una campaña muy irregular en cuanto a producciones, como se viene confirmando cada día que avanza la recogida, esas diferencias se ponen de manifiesto a nivel provincial, comarcas e incluso en parcelas que cultiva un mismo agricultor. Además, en opinión de COAG, se va confirmando que la producción final va a ser muy ajustada a las contrataciones de A + B, remolacha a plenas garantías, a nivel de la Zona Norte.

En comparación con la pasada campaña, el año anterior se habían recibido 400.000 toneladas más por estas fechas en Ebro y los datos de polarización eran casi un grado más altos (16,95º frente a 16,07%)