Un equipo de científicos de la Unidad de Investigación sobre la Seguridad de la Producción Avícola de Arkansas está investigando como los probióticos, bacterias vivas no patógenas) pueden reducir las poblaciones de bacterias patógenas que se encuentran en las aves vivas. El principal reto de la investigación está siendo determinar los tipos y cantidades correctas de probióticos, debido a que existen un elevado número y diversidad de microorganismos y se sabe poco sobre las interacciones de éstos y el intestino.
El concepto es que la bacteria buena compite con la mala. Las bacterias se proporcionan a las aves recién nacidas, d horma que ocupen lugares en el tracto intestinal que serían óptimos para ser ocupados por las patógenas. Dado que de esta forma la bacteria no patógena llega al intestino antes que la patógena, tiene mayor capacidad para colonizarlo y reducir la posibilidad de que las bacterias patógenas se establezcan.
El equipo ha examinado más de 4 millones de aislados entéricos y han llegado a varias combinaciones de probióticos prometedores. De esta forma, se espera producir cultivos definidos y baratos con la capacidad de reducir o excluir los patógenos específicos y favorecer el estado sanitario de las aves.
Cuando encuentran probióticos potenciales, los investigadores analizan e identifican los microorganismos. Testean los aislados individuales para eliminar la microflora potencialmente dañina, mediante la inyección de estos microorganismos en pollos y pavos y evalúan posteriormente las lesiones y las tasas de enfermedad y muerte de las aves.
Los organismos que se seleccionan son de fácil propagación en cultivos que precisan un medio de crecimiento barato. Todas las bacterias son aerobias facultativas, lo que significan son tolerantes al oxígeno.
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