Un nuevo estudio de la Universidad de Georgia (EEUU), que acaba de ser publicado en el Proceedings of the National Academy of Sciences, ha abierto una nueva disyuntiva en relación con la resistencia a los antibióticos. Se ha puesto de manifiesto que la basura de los pollos contiene agentes microbiológicos que expresan genes de resistencia a los antibióticos. Estos genes, llamados integrons, promueven la propagación y persistencia de racimos de genes resistentes a los antibióticos.
En las últimas décadas se ha creído que restringiendo el uso de antibióticos en granjas se podría reducir la resistencia a los antibióticos en los humanos. El centro del problema de la multiresistencia son los integrons, los cuales hasta ahora solo habían sido estudiados en bacterias patógenas como Salmonella y E. coli.
En el estudio realizado se tomaron muestras de basura de pollo en explotaciones de Georgia (EEUU) durante 13 semanas. Se detectó que un tipo de integron, llamado intl 1 (normalmente encontrado en E. coli y Salmonella) era 500 veces más abundante en la basura que las propias bacterias. También se vio que los integrons eran transportados por las bacterias Gram positiva, que son mucho más abundantes que la E. coli en la basura de los pollos. Se comprobó que los integrons y los genes de resistencia eran muy numerosos sin tener en cuenta el uso de los antibióticos en granja, sugiriendo, que una vez adquiridos, eran estables incluso sin una continua exposición a los antibióticos.
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