El gobierno japonés ha acordado que desde el próximo mes de diciembre tomará muestras de ADN para asegurar que la identificación de los animales sacrificados es correcta, según la información proporcionada por el diario Asahi Shimbun. Está previsto que se tomen muestras de los 1,25 millones de cabezas que se sacrifican en Japón cada año, y que dichas muestras se guarden durante 3 años. Se realizará un muestreo en 20.000 muestras para comprobar si coinciden con el número de identificación de los animales.
Por otro lado, la administración japonesa baraja si modificar su actual política de análisis de EEB y solo aplicar estos test a los animales por encima de cierto umbral de edad. Un informe de la Comisión de Seguridad Alimentaria japonesa, que asesora a la administración del país en cuestiones como la EEB, ha dictaminado que la enfermedad es difícil de detectar en animales de edades inferiores a 20 meses.
En julio pasado, en un encuentro bilateral entre expertos de EEUU y de Japón, ambas delegaciones estuvieron de acuerdo en que no habría ningún riesgo para la salud humana aunque no se analizaran los animales jóvenes. No obstante, en aquel momento no se precisó el umbral de edad para definir un animal joven. Japón es el único país del mundo donde es obligatorio que la carne de vacuno que se consume, proceda de animales vacunos que se analicen por EEB, sea cual sea su edad y tanto, si son de producción doméstica, como importados.
Esta medida, que se introdujo en 2001, le está ocasionando importantes conflictos con EEUU, quien hasta entonces era uno de sus proveedores habituales de carne de vacuno. EEUU no está dispuesto a analizar todos los animales y Japón no estaba, hasta el momento, dispuesto de dejar aplicar esta medida.
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