Los cerdos de cebo, en sus últimas semanas antes de su envío al matadero son frecuentemente manejados para ser pesados y comprobar si han llegado a su peso idóneo de sacrificio. Con frecuencia, para facilitar el manejo de los animales, los ganaderos se ayudan de látigos eléctricos.
El Dr. Gonyou opina que el uso de este instrumento tiene que minimizarse, ya que puede causar mucho estrés en el animal y provocar importante pérdidas. Así se planteó en el Simposium 2004 de la Industria Porcina de Saskatchewan (Canadá), recientemente celebrado.
Los látigos eléctricos provocan mucha fatiga en los animales, lo que se traduce en que cuando éstos son transportados, algunos caen al suelo y se niegan a volver a levantarse. Como media se ha constatado que entre 0,5 a un 1% de los cerdos se encuentran en esta situación, aunque se han detectado ocasiones en las que entre un 4 a un 5% de la carga han llegado caída.
Estos cerdos que no se levantan tienen que ser eutanizados, sin poder ir a la cadena alimentaria. A esta pérdida hay que unir el que los cerdos caídos dificultan mucho la descarga de los camiones y el manejo del resto de los cerdos.
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