13/12/04. El Secretario General de la Unión de Pequeños Agricultores y Ganaderos (UPA), Lorenzo Ramos ha presentado en Madrid el número 3 de los Cuadernos de La Tierra, dedicado a las Denominaciones de Origen y Calidad Diferenciada, del que se han editado 3.000 ejemplares. Junto con el Cuaderno UPA edita también un póster en el que se recogen todas las denominaciones de origen y calidad diferenciada existentes en España, agrupadas por sectores y Comunidades Autónomas. Al acto asistirán más de 300 personas pertenecientes al ámbito político, sindical, agrario, empresas de distribución, Consejos Reguladores de las Denominaciones de Origen y Calidad, representantes del mundo académico, profesionales agroalimentarios, etc…
UPA comenzó a editar los Cuadernos de La Tierra hace un año, coincidiendo con el 20 aniversario de la revista La Tierra. El objetivo de estos Cuadernos es fomentar el análisis y el debate en torno a los grandes temas generales o sectoriales en relación con la agricultura en particular y con la cadena alimentaria en general.
Nuestra intención no es, por tanto, limitar las reflexiones al entorno propio de nuestra organización ni de nuestro colectivo más próximo de agricultores y ganaderos. Lo que queremos, y ya hemos conseguido con los tres números de La Tierra Cuadernos editados en 2004, es reflejar la realidad compleja y con intereses muy diversos que rodea al sector agroalimentario.
El número especial dedicado a las Denominaciones de Origen y de Calidad Diferenciada pretende ser una apuesta firme y clara de los productores por la política de protección de los productos con una calidad diferenciada, ya sea por su relación con la zona de producción o con las técnicas de elaboración.
Con esta iniciativa queremos, asimismo, ponerle rostro humano a los alimentos con Denominaciones de Origen y de Calidad Diferenciada, de los que ya hay en España 415 diferentes. Porque hay una tendencia general entre los consumidores –o lo que es igual, en la sociedad en su conjunto– de relacionar este tipo de alimentos y bebidas más con los elaboradores –bodegas, industrias, etc…– que con los productores.
Por ello, desde UPA queremos llamar la atención sobre el origen de estos productos, porque en el inicio de la cadena de producción siempre hay un agricultor o un ganadero, que con su trabajo y su buen hacer profesional aporta la materia prima necesaria para elaborar los alimentos con Denominaciones de Origen y de Calidad Diferenciada.
En UPA siempre hemos defendido que el modelo de agricultura familiar, mayoritario en España y en Europa, tiene en la política de calidad diferenciada, a través de la Denominaciones de Origen y las Indicaciones Geográficas Protegidas, un instrumento muy válido para mejorar la posición de los productores y de los productos dentro de la cadena alimentaria y trasladar esta posición de ventaja a la economía de las zonas rurales amparadas por este tipo de denominaciones.
Pero los productos amparados por distintivos de calidad tienen que verse compensados adecuadamente con unos precios que valoren el esfuerzo realizado por los agricultores y ganaderos.
Las actuaciones en materia de calidad tienen que poseer un marcado carácter estratégico dentro de los esquemas generales de la política agraria, ya que supone el más integrador y globalizador de todos los instrumentos posibles para actuar sobre el sector agroalimentario y el mundo rural.
La mejora en la calidad de las producciones agrarias debe tener como consecuencia la revalorización de la producción con el consiguiente efecto sobre la renta de los agricultores, así como extender su influencia sobre los procesos de transformación industrial y distribución comercial, y estar fundamentados en productos que se basen generalmente en técnicas naturales de elaboración y que respeten la mejor tradición cultural y alimentaria.
Además, conviene resaltar que los productos amparados por denominaciones de origen y calidad, utilizan, en su gran mayoría, prácticas extensivas y técnicas de producción perfectamente adaptadas a sus ecosistemas tradicionales y naturales.
A partir de la realidad actual, en UPA creemos que todavía queda mucho margen para actuar, desde los sectores correspondientes y desde las Administraciones públicas. Y, por ello, planteamos, entre otras las siguientes propuestas básicas:
-Es importante actuar en la regulación del reconocimiento y homologación de organismos de certificación y control, pero evitando una excesiva proliferación de certificaciones que incrementen la confusión entre los consumidores y haga más dificultoso la supervisión por las administraciones competentes.
–Es necesario establecer un amplio programa de promoción, con financiación comunitaria, que tendría que incluir acciones dirigidas fundamentalmente a un mejor conocimiento de esos productos, tanto ligadas al propio producto como a la formación propiamente dicha.
–Desde UPA exigimos un planteamiento de “calidad total” en el proceso agroalimentario, en el que debe incluirse el esfuerzo de todos los agentes implicados: agricultores, comercializadores, industriales, distribuidores, consumidores y administraciones públicas.
–La promoción de la calidad se tiene que llevar a cabo también mediante incentivos de índole fiscal y financiera a la producción, a la transformación o al consumo (mejores precios, subvenciones a determinadas operaciones, incentivos a tareas efectuadas en condiciones particulares, etc).
–UPA reclama que los productos de calidad se vean compensados adecuadamente con unos precios que valoren el esfuerzo realizado por los agricultores. De lo contrario cualquier intento por potenciar los productos de calidad tendría enormes dificultades de obtener el resultado deseado.
–Los trabajos de control y certificación dentro del sistema de protección del origen y la calidad de los diferentes productos agroalimentarios deberían recaer en organismos públicos o por órganos de control específicos que se encuentren adecuadamente separados de los órganos de gestión, en lugar de dejar dicha función exclusivamente a empresas privadas.
–Todo ello, con un último y básico planteamiento general: no bajar la guardia desde la Unión Europea en la defensa incondicional de los productos de calidad en el ámbito de las negociaciones de la Organización Mundial del Comercio (OMC), sin ceder ante la presión en sentido contrario que ejercen algunos grandes productores mundiales, con Estados Unidos a la cabeza.
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