El panel de expertos en alimentación animal de la Autoridad Europea de Seguridad Alimentaria (AESA) ha indicado que tras contrastar las concentraciones de iodo en alimentos de origen animal y las estimadas ingestas, no considera que los suplementos de iodo usados en los piensos supongan un riesgo de que los humanos tomen unas cantidades excesivas de iodo.
Asimismo, han destacado que los fabricantes de piensos se quedan muy por debajo de los límites permitidos en las cantidades de yodo que adicionan y que las personas toman iodo, además, por vías muy diferentes a los alimentos de origen animal, como son las sales iodadas, bebidas energéticas, tabletas de iodo, etc.
Los requerimientos de iodo en los animales varía entre 0,1 y 1,1 mg/kg pienso, siendo el más alto de 2 mg/kg en el caso de los gatos. Los límites máximos tolerados suelen ser entre 3 a 10 veces los requerimientos: 3 mg/kg para caballos, 5 mg/kg para ponedoras, más de 60 mg/kg para pescado de piscifactorías, 4 mg/kg para perros y 6 mg/kg para gatos. La tolerancia la yodo en cerdos y pescado es superior a los límites establecidos por la UE. El límite superior de seguridad para vacas lecheras, pollos de engorde, pavos, ovejas, cabras y conejos no ha podido ser determinado en el momento actual. En este sentido, el panel de la AESA estima que son necesarios más datos actualizados.
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