Un problema importante de las explotaciones ganaderas es el olor de las deyecciones. Científicos del Centro de Investigación Animal de Nebraska (EEUU) han analizado que según se alimente a los animales vacunos con distintos tipo de maíz, varía el olor de las deyecciones.
El olor no se ha medido per se, sino que se han medido los compuestos que causan el olor. El almidón que no es digerido produce compuestos que provocan el mal olor de los estiércoles.
En la investigación se comparó la utilización de una dieta basada en maíz fresco, con otra basada en pellet de maíz seco. El almidón del maíz seco no es tan bien digerido como el almidón del maíz fresco. Por tanto, el estiércol de los animales alimentados con maíz rico en humedad no huele tan mal como el de los animales alimentados con maíz seco.
En el caso de que el ganadero cultive su propio maíz, ésta puede resultar una alternativa interesante, no obstante, resultaría prohibitiva si tuviera que comprarlo, por los elevados costes del transporte y almacenamiento.
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