La presencia de ocratoxinas en trigo duro ha sido la causa de un considerable escándalo alimentario en Italia, que ha llevado a la detención de Francesco Casillo, dueño de la mayor empresa productora de sémola europea, Molino Casillo, por permitir la entrada en la cadena alimentaria de 45.000 toneladas de trigo duro que tenían un nivel de ocratoxinas superior al permitido.

Al parecer el pasado mes de septiembre las autoridades inmovilizaron un cargamento de trigo duro procedente de Canadá en el puerto de Bari por superar el límite de ocratoxinas. Esta partida fue posteriormente liberada por requerimiento del propietario Casillo, que se comprometió a dedicarla a usos no alimentarios. Sin embargo al parecer que lo que hizo fue mezclar este trigo con otro con menor contenido de toxinas, diluyendo las mismas, haciendo partidas dentro de los límites legales y fabricando con ellas sémola.

Esta práctica es ilegal, aunque el riesgo para la seguridad sanitaria es mínimo ya que el límite legal está de hecho muy por debajo de los límites toxicológicos y además el grano afectado había sido mezclado con otro no afectado. No obstante, en Italia, un país con una extrema sensibilidad a todo lo relacionado con alarmas alimentarias, sobre todo si el problema viene de fuera como es este caso, el caso ha tenido gran repercusión mediática. Italia, el primer fabricante y exportador mundial de pasta es sin embargo gran importador de trigo duro para su fabricación, que proviene especialmente de Canadá.

Las ocratoxinas y las aflatoxinas son tipos de micotoxinas; substancias tóxicas naturales que se producen en granos y otros productos cuando se da la presencia de determinados hongos (Aspergillus y Fusarium) que las producen. A dosis elevadas puedenm presentar toxicidad aguda y muestran efectos cancerígenos en animales de laboratorio. La legislación de la UE es muy estricta con la cantidad de que puede estar presente en los alimentos.