Algunos de los esfuerzos que se están llevando a cabo para lograr una producción comercial de biocarburantes a partir de material celulósico se centra en los organismos vivos que desde siempre son capaces de degradar y aprovechar la celulosa en su alimentación, como es el caso de las termitas, y más particularmente de los microorganismos que viven dentro de ellas, que son los que realmente metabolizan la celulosa. Las termitas convierten la celulosa de la madera en azúcares simples de forma rápida y eficiente, con un 95% de conversión menos de 24 horas.

Científicos del Joint Genome Institute, del Departamento de Energía de EEUU y del California Institute of Technology han obtenido ya la secuencia genética de algunos microorganismos del tracto digestivo de las termitas, identificado varias nuevas enzimas que rompen la molécula de celulosa (celulasas), cuyo conocimiento y manejo podría ser de gran utilidad en la obtención de métodos biotecnológicos para la fabricación de los biocarburantes celulósicos.