Sevilla, 18 de mayo de 2007.- Tan sólo tres días ha tardado la Junta de Andalucía en convocar el concurso para redactar el anteproyecto y proyecto de construcción de la “Conexión Sur Metropolitana de Huelva”, la obra que el propio Chaves anunció el pasado lunes a bombo y platillo en la capital onubense, y que pretende unir Huelva con Punta Umbría, mediante tres puentes que atraviesan la marisma del Odiel, reserva de la biosfera.
La celeridad con la que la pesada maquinaria burocrática de la Administración andaluza ha convocado este concurso resulta sorprendente, máxime cuando se trata de una infraestructura que, en su mayor parte, se va a construir sobre un espacio protegido.
A los agricultores y a los empresarios nos gustaría que el presidente de la Junta mostrase la misma disposición y la misma celeridad para construir una de las obras más demandas por los ciudadanos de Cádiz, Sevilla y la propia Huelva, la carretera que, mediante un túnel bajo el Guadalquivir, uniese los municipios de Lebrija y Villamanrique y permitiera una conexión más directa entre Huelva y Cádiz, descargando también con ello de tráfico a la saturadísima capital andaluza.
Desde ASAJA y la CES tenemos que recordar que esta obra lleva más de 20 años de retraso, pese a que empresarios y ciudadanos de las tres provincias lo reclaman con absoluta urgencia. La última vez el pasado 17 de octubre, cuando representantes empresariales de ASAJA, la CES, la FOE, la CEC, y en definitiva, de todos los agentes sociales y económicos de las tres provincias nos reunimos en Isla Mayor para colocar la primera piedra “simbólica” de la carretera Huelva-Cádiz, una vía fundamental para lograr la estructuración y el desarrollo de toda la comarca de Doñana y de las tres provincias colindantes en el tramo bajo del Guadalquivir.
La construcción de la carretera Huelva-Cádiz permitiría la conexión directa y favorecería los intercambios entre las dos únicas provincias españolas limítrofes que permanecen incomunicadas, y además permitiría comunicar los municipios de la marisma sevillana, separados ahora por el río, de manera que el río que da vida a toda la comarca de Doñana actúa también como muro infranqueable, obligando a vecinos cuyos municipios no distan entre sí más de 300 metros a dar un rodeo de más de 120 kilómetros.
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