La sociedad actual observa en ocasiones y sufre en otras una evidente variación del comportamiento climático y de la aparición súbita de fenómenos meteorológicos intempestivos con una violencia inusitada.
Es el Cambio Climático: temperaturas altísimas, precipitaciones torrenciales, confusión de las estaciones y comportamientos “anómalos” del ciclo de la vida en el reino vegetal y animal,……
Todo efecto tiene su causa y el, para nosotros, anárquico comportamiento del clima obedece a la ruptura del equilibrio de la composición de las capas de la atmósfera que debido a la polución por la emisión desorbitada de Gases de Efecto Invernadero (GEI) trastoca el “orden “ establecido del clima y provoca fenómenos que distorsionan la regularidad a la que estábamos acostumbrados del comportamiento de la meteorología.
El efecto invernadero, en equilibrio, es un fenómeno normal; parte de la radiación solar que incide sobre la superficie de la tierra es reflejada y se pierde en la atmósfera, pero otra (rayos infrarrojos) es capturada en la superficie terrestre y en la Troposfera lo que conlleva un calentamiento natural y equilibrado que permite la vida en el planeta, Así de esta forma la temperatura media de la tierra es de 15º C, si todo el calor solar fuera a la atmósfera esta temperatura media sería de -18º C, lo que imposibilitaría la vida tal y como la conocemos.
El problema nos sobreviene cuando emitimos gases de forma incontrolada y la retención de infrarrojos es excesiva lo que provoca un calentamiento no deseado que es la causa del desorden meteorológico.
Un fenómeno nuevo añadido a esta situación que actualmente vivimos, es según los expertos, la celeridad con la que estamos actuando la humanidad en este proceso autodestructivo de nuestro hábitat . Jamás en millones de años se había dado un cambio tan drástico en menos tiempo.
Sirvan algunos datos que ilustrarán las opiniones descritas:
Desde el año 1.750 hasta hoy hemos incrementado la concentración de CO2 en un 30% (1990: 354 ppm , 2000: 370 ppm, previsión 2050: 545 ppm). El aumento de temperatura, por esta causa, será para este siglo de 1,4º C a 5,8º C, lo que conllevará un aumento del nivel del nivel del mar de 9 cm. a 88 cm,.
Los recursos del Ebro que en el periodo 1970-1995 fueron de media 20.500 Hm3, se reducirán a 14.000 Hm3 a lo largo de este siglo.
Y así seguiríamos enumerando consecuencias como el importante aumento de la evaporación en embalses y humedales, aumento de consumo en los regadíos, disminución de las precipitaciones, sequías severas,…etc.
¿Cómo poner remedio a esta situación?. El único paso que se ha dado y que sirve de referencia de freno a este despropósito de contaminación desmedida, es el Protocolo de Kyoto (PK), que entró en vigor en febrero de 2005 y que todavía no ha sido ratificado por Estados Unidos responsable directo del 24,4% de la contaminación de CO2 total del planeta.
La UE se ha impuesto sus propios deberes y ha establecido una reducción de GEI del 8% (5,2% a nivel mundial) para el periodo 2008-2012 referida a los niveles de 1990.
Para España en ese periodo nos aceptan un incremento del 15% respecto a 1990.
Desgraciadamente nos hemos alejado de forma importante del 15% y estamos en índices más que preocupantes a pesar de la ligerísima corrección de 2006. Así en 2002: 38,48%, 2003: 40,43%, 2004: 42,52%, 2005: 44,7% y el 2006: 42,88% ( por primera vez se aprecia un moderado descenso).
La participación aragonesa en el total de contaminación de GEI a nivel nacional es del 5,49%. (2004).
Cabe la posibilidad de mitigar, aunque de forma leve, el incumplimiento flagrante del Protocolo de Kyoto con los altísimos índices de polución que estamos dando a nivel nacional restando un 7% con la adquisición de Certificados de Emisión Reducidos (CERs) en el Mercado Internacional del Carbono y otro 2% por el efecto sumidero de los bosques.
Las plantas (bosques, agricultura, vegetación salvaje,…) a través de la función de la fotosíntesis fijan el Carbono y liberan Oxígeno. No hay en la naturaleza otra forma de retirar CO2 de la atmósfera, luego parece evidente que la agricultura está llamada a jugar un papel preponderante en las políticas medioambientales en caminadas al cumplimiento del PK.
El Profesor Mariné le da a la agricultura la función tradicional de suministro de alimentos, recientemente como aporte de energías sostenibles en un mercado incipiente en España y una tercera vía como protagonista para el “equilibrio del clima”.
Desde el AGPME, pues, consideramos que las administraciones deben devolver a la agricultura la atención que durante tantos años han obviado dado que la función de aporte de alimentos, siendo importante, ha sido sobrepasada por la vocación agraria de suministro de energía limpia y un papel medioambiental del que la sociedad no puede permitirse el lujo de prescindir.
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