La crisis financiera internacional y los temores a una recesión económica están causando graves problemas a la agricultura de Brasil, la gran superpotencia mundial, cuyo panorama ha cambiado de forma radical en unos meses con el descenso de los precios internacionales y de los mercados de exportación. Muchos productores y operadores están muy endeudados y existe una gran crisis de crédito.
La devaluación del real respecto a las principales monedas ha venido a compensar en parte este descenso de precios. Por otra parte, el Gobierno Brasileño ha inyectado 15.000 millones de dólares al sistema financiero, una parte de los cuales están destinados a dar liquidez al funcionamiento de la producción y comercio de granos.
Los sectores de pollo, vacuno y porcino también atraviesan serias dificultades y afrontan un año mucho peor que el anterior, en el que tuvieron importantes beneficios.
El presidente Lula ha manifestado que mantener el crecimiento de la agroindustria brasileña es una cuestión de estado, aunque no está claro que las medidas tomadas puedan lograr este objetivo.
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