Las vacas tienen un nivel de grasa corporal deseado. Para alcanzarlo, aumentarán o disminuirán la ingesta de alimentos, de acuerdo con la opinión de Phil Garnsworthy, profesor de la Universidad de Nottingham (Reino Unido). Durante las primeras lactaciones, las vacas tienen un nivel de condición corporal (BCS por sus siglas en inglés) deseado. Si su peso es mayor que el buscado, movilizarán grasa, en el caso contrario, la acumularán.
Estudios recientes, muestran, que como media, los BCS buscados son inferiores ahora que en los años 80. Esto es debido a que la selección genética durante los últimos tiempos ha proporcionado vacas de altos rendimientos lecheros que son más delgadas que las de hace 30 años, por lo que tienen necesidad de movilizar más grasa.
Consecuentemente, las vacas de elevado valor genético tienen más probabilidad de experimentar un balance de energía más prolongado y profundo en la lactación temprana. El balance negativo de energía no es deseable porque reduce el desarrollo reproductivo y aumenta la susceptibilidad a las enfermedades.
Para reducir el impacto del equilibrio negativo de energía en el desarrollo y salud de la vaca, el prof. Garnsworthy sugiere que el BCS en el parto no debería exceder las 0,5 unidades de BCS sobre el nivel buscado. Por ejemplo, vacas con bajo valor genético en cuanto a rendimiento ( BCS objetivo de 2,5 a 3) deberían parir con un BCS de 3 o menos. Vacas con alto valor genético en relación con el rendimiento lechero (BCS objetivo de 2 a 2,25) deberían parir con un BCS de 2,75 o menos.
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