De cara a dar un reconocimiento público al buen hacer de la administración alemana en el control de la crisis de las dioxinas, que se inició en enero pasado, el Comité Permanente de la Cadena Alimentaria de la UE felicitó ayer a Alemania por haber actuado de manera eficiente y haber adoptado estrictas medidas de precaución. Los expertos también han defendido que no existe riesgo de que alimentos o piensos potencialmente contaminados se pudieran colocar en el mercado comunitario o en el de países terceros.
Al inicio de la crisis se detectaron 4.760 explotaciones ganaderas en Alemania, potencialmente afectadas, número que ha descendido a 49 granjas en la actualidad, las cuales se mantienen bajo restricciones a la espera de los resultados de los análisis. Todos los piensos, grasas y explotaciones potencialmente contaminadas han permanecido inmovilizadas hasta conocer los resultados de las pruebas.
La contaminación se produjo cuando unos ácidos grasos, obtenidos por una fábrica de biodiésel y que estaban destinados a usos industriales (como la fabricación de papel), se mezclaron con grasa vegetal destinada a la fabricación de piensos. Se desconoce por qué se contaminaron los ácidos grasos con las dioxinas y por qué se mezclaron con las grasas vegetales (cuando no era su fin) en la empresa alemana Harles & Jentzsch, dedica a la fabricación de grasas para piensos y que está situada en Uetersen, al norte del país.
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