La gripe porcina, desde su primera detección hasta el presente, ha sido descrita como una infección que provoca una clínica aguda, caracterizada por signos respiratorios, fiebre alta, postración, abortos y anorexia.
Durante la segunda mitad del 2009 y la primera mitad del 2010 el equipo de Gerard Martín realizó dos trabajos de muestreo longitudinal en dos explotaciones de ciclo cerrado seropositivas a influenza. El muestreo se realizó semanalmente en un lote entero de cerdos en cada explotación para determinar la dinámica de la infección del virus.
En una de las dos explotaciones se detectó una circulación del subtipo de influenza H1N2 en la semana 17 de vida afectando al 72% de los animales muestreados. En la primera, se observó un brote clásico de influenza, causado por la entrada de una cepa de gripe no presente previamente en el grupo de animales, con una rápida transmisión y signos clínicos, si bien muy leves, compatibles con gripe. En la segunda explotación, en cambio, se observan múltiples picos de infección que no tienen el patrón de transmisión típico de la gripe, afectando a un bajo porcentaje de animales en distintas semanas de vida que, además, no se reflejan en sintomatología clínica.
Los resultados observados en la segunda explotación no se explican, en ningún caso, por lo que sería esperable en referencia a lo que se sabe de la infección por el virus de la influenza en el cerdo. Según los investigadores, debería tenerse en cuenta en relación a los planes de vigilancia epidemiológica de la gripe debido a las implicaciones en sanidad pública que ello podría conllevar.




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