Científicos españoles han evaluado el efecto potencial del insecticida fipronil, utilizado en el tratamiento de semillas de girasol, en relación con las perdidas de colmenas en España. La investigación se ha llevado a cabo en dos zonas con gran predominio del cultivo del girasol (como Cuenca y Andalucía) y en localizaciones donde el fipronil se ha utilizado como insecticida de semillas.
Los investigadores tomaron muestras de polen en las que se analizaron residuos del pesticida. También se cogieron muestras de abejas adultas para la detección de posibles patógenos.
Los resultados de los análisis mostraron que no había residuos de fipronil ni de sus metabolitos en ninguna de las muestras analizadas, indicando que en los apiarios investigados no había habido exposición de las abejas al fipronil ni a sus metabolitos.
Por el contrario, lo que si se detectó, y con alta prevalencia, fue la presencia de Varroa destructor y Nosema ceranae. Los investigadores concluyen que en las condiciones de campo del estudio, no se han detectado residuos del insecticida y sugieren que la acción combinada de estos dos patógenos podría aumentar el riesgo de muerte de las colonias en apiarios infectados
Además, la investigación ha mostrado que las pérdidas de abejas observadas en las colmenas situadas cerca de campos cultivados con girasol son similares a las detectadas en colmenas colocadas en áreas de bosques o con vegetación silvestre.
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