Descifrar el código genético de la araña roja (Tetranychus urticae) permite desarrollar plaguicidas más eficaces contra la resistencia de este tipo de plagas, muy habitual en las viñas de La Rioja. Un grupo de investigadores publican esta semana en PNAS la efectividad de uno de los componentes más prometedores para hacer frente al ácaro, la quitina, porque es una substancia vital en el exoesqueleto de los insectos.
La secuenciación del genoma de la araña roja ha creado recursos únicos para vencer la resistencia de las plagas agrícolas. Tal y como afirma uno de los científicos del estudio, Miodrag Grbic: “Con la capacidad de producir grandes poblaciones de ácaros para estudiar su resistencia, podremos implementar un nuevo enfoque de mapeo genético para localizar las mutaciones de resistencia a plaguicidas en un gen específico».
Conocer cómo funcionan molecularmente insecticidas y acaricidas específicos puede ayudar al desarrollo de nuevos plaguicidas más efectivos y menos tóxicos para otros organismos. “Como sospechábamos en estudios anteriores, hemos podido demostrar que el etoxazol inhibe la síntesis de quitina en los ácaros, interrumpiendo así su desarrollo normal. Debido a que la quitina es un componente esencial en el exoesqueleto de los insectos y de los ácaros, pero no en los vertebrados, constituye un objetivo atractivo para el desarrollo de plaguicidas”, dice Thomas van Leeuwen, autor principal del estudio. “Nuestro trabajo muestra que al menos un inhibidor específico de la síntesis de la quitina actúa sobre una proteína de membrana que interviene en la última fase de la síntesis de este compuesto”.
El estudio también ilustra el poder de una nueva generación de métodos de secuenciación y de análisis genético. “Nuestra capacidad para utilizar la secuenciación genómica de alto rendimiento para analizar rápidamente la progenie de los cruzamientos genéticos fue clave para este estudio”, dice Richard Clark, uno de los autores. “Hasta ahora la falta de recursos genómicos ha limitado la comprensión de algunos rasgos de los artrópodos con importancia en términos ecológicos y económicos, pero nuestro estudio abre la esperanza de que el uso inteligente de la nuevas tecnologías y de los nuevos métodos genéticos permitan un rápido progreso en esta área”. Conviene recordar que la araña roja provoca pérdidas económicas superiores a los 1.000 millones de dólares anualmente en todo el mundo.
La pequeña araña roja
El genoma de la araña roja se secuenció recientemente en el marco de un proyecto del Instituto de Ciencias de la Vid y del Vino (ICVV) del Centro Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) de la Universidad de La Rioja. En un nuevo estudio, publicado esta semana en PNAS, los investigadores del ICVV junto con otros socios internacionales han utilizado este descubrimiento para identificar tanto el modo de actuación de un acaricida empleado muy comúnmente, como la manera en que los ácaros desarrollan la resistencia al plaguicida.
La pequeña araña roja (de sólo 0,3 milímetros de longitud) es una plaga muy destructiva que ataca en todo el mundo a más de 150 plantas cultivadas, incluyendo tomates, pimientos, fresas, flores, manzanas, peras, uvas y soja. Es, además, una plaga muy difícil de controlar porque desarrolla rápidamente resistencia a diversos plaguicidas –nada menos que 389 casos de resistencia han sido registrados hasta ahora-, la mayor conocida entre los artrópodos (que incluyen tanto insectos como ácaros). Medido en tiempo, significa que estos ácaros suelen desarrollar resistencia a los acaricidas entre dos años y cuatro años después de verse expuestos a ellos. Fuente: Universidad de la Rioja / SINC
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