Las lluvias, en algunos casos torrenciales, que descargaron sobre determinadas áreas de la Comunitat Valenciana durante las últimas horas han tenido consecuencias desiguales sobre la agricultura, puesto que si bien han causado daños de no poca consideración en los arrozales sus efectos serán beneficiosos para el cultivo de los cítricos.
Respecto a la situación creada en el zonas arroceras, los servicios técnicos de la Asociación Valenciana de Agricultores (AVA-ASAJA) constatan que la lluvia caída –más de 150 litros por metro cuadrado en Sollana y en torno a 90 litros en Sueca- unida al fuerte viento que sopló han tumbado un número significativo de plantas de arroz justo en el momento en que iban a iniciarse las labores de siega. Concretamente, la superficie afectada por esta circunstancia asciende a un total de 100 hectáreas de la variedad bomba repartidas, en proporciones muy similares, entre las zonas productoras de Sollana y Sueca, mientras que el volumen de cosecha que va a quedar inutilizado para su comercialización supera los 500.000 kilos.
La clave del problema radica en que la planta del arroz, cuando entra en contacto con el agua sobre la que está plantada a causa de la presión ejercida por lluvias de carácter torrencial o por la fuerza del viento, inicia un proceso de germinación que se conoce con el término de “grillat” y que se traduce en la pérdida de esa parte de la cosecha porque su comercialización posterior no resulta viable en modo alguno. También se han detectado daños de las mismas características, aunque de menor consideración, en el término arrocero de Albalat. Además, estas lluvias disparan el riesgo de que aumente la perniciosa incidencia del hongo denominado Pyricularia.
Por el contrario, según el análisis de AVA-ASAJA, las últimas y copiosas precipitaciones sobre las zonas arroceras resultarán positivas para la variedad de arroz sendra, ya que al ser más tardía e iniciarse su recolección a finales de septiembre el agua caída contribuirá a incrementar su capacidad productiva.
Respecto al impacto que las tormentas han tenido sobre otros cultivos es preciso destacar que la citricultura va a verse beneficiada, sobre todo en aquellas zonas donde las lluvias han resultado más copiosas: la Ribera Baixa y la Safor, fundamentalmente. Así, este aporte suplementario de agua propiciará un aumento de los calibres, y por tanto de la producción, ha limpiado el arbolado, ahorrado al menos un riego y recargado los acuíferos.
Los cultivos propios del secano –olivar, almendro y viñedo- apenas notarán los efectos positivos de estas lluvias, puesto que en las comarcas del interior el agua no ha descargado con la suficiente intensidad como para dejarse sentir en la medida en que los necesitan unas zonas especialmente castigadas por la sequía.
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