Abastecer con agua de calidad a la creciente población mundial es uno de los mayores problemas que tiene hoy planteados la sociedad, un reto que es particularmente complejo en el entorno urbano. Así lo ha asegurado el catedrático e investigador de la Universitat Politècnica de València, Enrique Cabrera, en el marco de las III Jornadas de Ingeniería del Agua. La protección contra los riesgos hídricos, que se celebran hasta mañana jueves en la Ciudad Politécnica de la Innovación.
“El nuevo contexto del agua urbana en el siglo XXI viene marcado, entre otros factores, por un incremento extraordinario de la población, fundamentalmente en las ciudades, un aumento notable de las necesidades de recursos hídricos en un contexto incierto de cambio climático y la incidencia de la actual crisis económica. Además, la contaminación de las aguas aumenta sin cesar”, ha asegurado Cabrera.
Respecto al crecimiento de la población urbana, se prevé que en 2050 vivan en las ciudades 6300 millones de personas, “de las que un porcentaje importante no tendrá acceso a agua potable”; mientras, el uso urbano y sobre todo el industrial del agua aumentarán de manera importante. Sobre la calidad, Cabrera ha alertado de la degradación en las últimas décadas de las masas de agua, fuente de alimentación urbana. “Mientras antaño el riego no arrastraba sustancias tóxicas, el uso de fertilizantes y plaguicidas ha contaminado muchos de los acuíferos que abastecen áreas urbanas. Pero son los vertidos urbanos, incluidas las aguas de tormenta, e industriales los que degradan más la calidad del agua, sobre todo por los contaminantes, incluidos los emergentes, que arrastran”, ha explicado el catedrático de la UPV. “Devolverle al agua su calidad, degradada por el uso, exige grandes inversiones que muchos países en desarrollo tendrán dificultades en asumir”, ha señalado.
A partir de este diagnóstico, Enrique Cabrera asegura que el gran reto es la sostenibilidad económica del sistema. “Para ello hay que recuperar los costes y al respecto se encuentran diferencias abismales. Lo evidencian los precios que se pagan por 200 m3 de agua (saneamiento excluido) en el mundo: el precio más alto, 765 dólares, lo marca Copenhague y el mínimo Milán con 33 dólares, una diferencia inexplicable que sólo analizando la estructura de los costes se pueden entender”, ha explicado Enrique Cabrera.
Entre otras medidas, el catedrático de la UPV aboga por apostar por la eficiencia como única alternativa razonable para mitigar el estrés hídrico y ser sostenible. “Para ello es necesario trasladar los costes de los servicios de agua a los usuarios y eliminar subsidios, una estrategia que propicia el ahorro y la eficiencia y que puede ser compatible con políticas tarifarias sociales. Además, hay que garantizar que el dinero que pagan los usuarios se invierta en el mantenimiento y la mejora de estos servicios”, ha reclamado Cabrera.
Asimismo, el investigador del Grupo de ingeniería y tecnología del agua de la UPV, considera imprescindible renovar infraestructuras, “algunas centenarias” y apostar por un suministro de calidad. “Es preocupante el aumento del consumo de agua embotellada en el mundo. Por ejemplo, en Estados Unidos, se ha multiplicado por treinta desde la década de los 80”, ha concluido Enrique Cabrera.
Las III Jornadas de Ingeniería del Agua. La protección contra los riesgos hídricos reúnen hasta hoy jueves en la Ciudad Politécnica de la Innovación a cerca de 250 expertos de este ámbito.
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