Unos estudios llevados a cabo por científicos del Servicio de Investigación Agraria de EEUU (ARS) sugieren que las plantas de patata podrían producir rendimientos más altos ante el cambio climático. Los investigadores midieron la respuesta de las plantas de patata a niveles elevados de dióxido de carbono atmosférico y a patrones cada vez más variables de precipitación, como resultado del cambio climático.
El grupo de científicos realizó dos estudios en cámaras de crecimiento al aire libre, para evaluar los efectos de ciclos de sequía a corto plazo en los niveles actuales del dióxido de carbono y en niveles elevados. Los estudios se realizaron con cámaras que proveyeron un control preciso de los niveles del dióxido de carbono, la temperatura del aire, el riego y la humedad. Las cámaras tuvieron sensores que midieron la temperatura del aire, del suelo y de las plantas, la humedad relativa, y la radiación solar por encima de y debajo de las plantas.
La cantidad de la radiación solar en el primer estudio fue casi dos veces la cantidad en el segundo estudio. Los dos diferentes períodos de los estudios permitieron a los científicos poder evaluar el impacto en las plantas como resultado de variaciones de los períodos de sequía. En ambos estudios, los investigadores aplicaron ciclos de 11 días de sequía antes de la formación de los tubérculos y aproximadamente 10 días después del comienzo de la formación de los tubérculos.
Los investigadores observaron diferencias significativas en la respuesta de las plantas. Atribuyeron estas diferencias a la variación en la radiación solar, la cual por su parte, afectó la eficacia de utilización de agua por las plantas y la producción de materia seca. Si todos los otros factores fueron iguales, las plantas en el primer estudio tendrían un aumento del 200% en la producción total de materia seca, dependiendo de los niveles de dióxido de carbono y la disponibilidad de agua.
El grupo también notó que los ciclos de sequía provocaron menores niveles de materia seca y de superficie de hoja. Los investigadores concluyeron que el estrés por sequía antes de la formación de los tubérculos probablemente favoreció el futuro envío del carbono, el agua y los nutrientes a los tubérculos en vez de a los tallos y las hojas. Esta reacción se incrementó bajo elevados niveles de dióxido de carbono. Considerando la media de todos los escenarios de sequía probados, los rendimientos de los tubérculos, bajo elevados niveles de dióxido de carbono superaron en hasta el 60% los rendimientos de plantas que crecieron bajo los niveles actuales de dióxido de carbono.
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