La Autoridad Europea de Seguridad Alimentaria (EFSA) ha elaborado un dictamen en el que alerta de las graves repercusiones en la biodiversidad y los ecosistemas de los humedales del sur de Europa por la presencia del caracol manzana. Este apareció por primera vez en la UE, en 2010 en el Delta del Ebro. Desde entonces, su implantación se ha ido extendiendo a pesar de las medidas de erradicación llevadas a cabo.
La invasión del caracol manzana puede afectar al abastecimiento de agua fresca de buena calidad. El caracol es un ávido devorador de microfitos, que es una planta acuática que tiene un papel muy importante en el ciclo de nutrientes, actuando como biofiltro, al restringir el crecimiento del plancton y al prevenir el desarrollo de algas tóxicas.
La EFSA señala un grave riesgo, a corto plazo (5 años) y a largo plazo (30 años) para la diversidad genética y de especies nativas, los hábitats nativos, las especies amenazadas y los hábitats de gran valor de conservación.
Desde el punto vista de los ecosistemas, la EFSA señala concretamente graves riesgos a corto y largo plazo en la regulación de la erosión, el abastecimiento de agua fresca y en el ciclo de nutrientes y producción de macrofitos.
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