El sector agrario británico perderá miles de millones de libras esterlinas a no ser que se dé un giro a la política de pesticidas de la UE, que adolece de “graves deficiencias”, advierte un reciente informe.
Dicho estudio sobre el futuro de los productos fitosanitarios, encargado por el principal sindicato agrario británico (National Farmer’s Union –NFU-), la Confederación de Industrias Agrarias y la Asociación de Protección de los Cultivos, concluye que 87 de los 250 pesticidas, es decir, el 35%, aprobados en Reino Unido podrían desaparecer como consecuencia de estas decisiones de prohibición o uso restringido. De dichos productos, 40 podrían desaparecer totalmente o ser de aplicación muy restringida en los próximos 5 ó 7 años debido a las preocupaciones sobre su toxicidad.
Los ecologistas creen que tendrá unas repercusiones positivas sobre el medio ambiente, pero el sector agrario está preocupado porque quedará desprovisto de algunos productos necesarios para el control de plagas y enfermedades.
Según las conclusiones del informe, la producción británica de manzanas y zanahorias frescas se verá seriamente amenazada como consecuencia de la citada prohibición de productos fitosanitarios usados para proteger a las plantas de las mencionadas plagas y enfermedades, y la de guisantes podría quedar paralizada, por completo.
Las repercusiones sobre el control de las malas hierbas, enfermedades y plagas también tendría un impacto sobre el valor bruto añadido de la agricultura de Reino Unido, incluida la horticultura, cuyo valor se reduciría en 1.600 millones de libras al año aproximadamente.
Asimismo, la cadena alimentaria tendría unas pérdidas económicas de hasta 2.500 millones de libras y 40.000 puestos de trabajo, según el estudio.
El NFU considera que es fundamental que los agricultores tengan una regulación que esté basada en los riesgos y en conocimientos científicos sólidos para asegurar el continuo crecimiento del sector agrario. Señala que los agricultores a veces pueden prescindir de los productos químicos, pero otras no tienen más remedio que utilizarlos, como ha sido el caso este año para el control del escarabajo en la colza, que sin pesticidas hubiera sido imposible cultivar.
El sindicato también ha reaccionado frente a las insinuaciones de que el informe es un trabajo “a medida” dirigido a “sobrecargar” el impacto que tendría la pérdida de productos fitosanitarios para la agricultura. La consultora de empresas agrícolas Andersons, que ha realizado el estudio, también ha defendido los resultados e incluso ha subrayado unas repercusiones mayores como, por ejemplo, sobre la inversión en investigación y desarrollo en Reino Unido. La consultora advierte que ya se está ahuyentando a las inversiones debido al estricto marco regulador de Reino Unido. La Confederación de Industrias Agrarias coincide al decir que Reino Unido está viendo una pérdida de pericia científica, que está emigrando rápidamente a América y Asia. Los ecologistas tachan el estudio de “alarmista” y la Soil Association, organismo británico de certificación ecológica, señala que la dependencia de los pesticidas de los agricultores británicos es obsoleta, según ha publicado el Boletín Exterior del MAGRAMA
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