France Agrimer ha elaborado un informe sobre el futuro del sector lácteo francés en el que se plantean 4 posibles escenarios:
Leche high-tech y des-globalización
En este primer escenario se considera que la crisis económica alcanza su climax sin afectar al consumo de productos lácteos, que son considerados como fuente de proteína. Los países importadores empiezan a invertir en su propia industria láctea, para des-globalizar sus economías y ganar autonomía. Mientras, el sector de la UE se encuentra frágil por las epizootias que afectan a la cabaña.
La industria láctea francesa trabaja en mejorar su ventaja tecnológica, exportando su know-how e instalando fábricas en los países importadores. En el campo coexisten dos modelos, la explotación familiar basada en agroecología y la explotación de monoproducción lácteos automatizada.
«La espiral competitiva»
Este segundo escenario plantea que el discurso anti-leche en la UE gana terreno, lo que conduce a una bajada del consumo comunitario de productos lácteos, mientras que sigue creciendo la demanda de leche en los países emergentes. En este contexto, las industrias entran en una carrera de bajada de precios, con el fin de amortizar sus instalaciones. Para ganar mercado, se llegan a márgenes casi nulos. La gran distribución no es capaz de dar respuesta al desafío logístico y la industria crea sus propias herramientas de distribución, gracias al desarrollo de las ventas por Internet.
La gran capitalización de las granjas lecheras llevan a un aumento de la productividad por la intensificación: la «granja de 1.000 vacas» es la norma.
«Un sector lechero conquistador y regulado»
En este tercer escenario, un clima económico tranquilo propicia la inversión. En Europa, el consumo de productos lácteos se reinicia, lo que es aprovechado por la industria francesa para implantarse en países que inicialmente eran importadores. No obstante, la competencia es feroz debido a que los principales países exportadores de lácteos siguen la misma estrategia de desarrollo.
En el campo predomina el tipo de explotación de monoproducción, muy intensificada y con mucha inversión. La interprofesión juega un papel importante como regulador, inspirado en el modelo de EEUU, favorecido por la agrupación de los ganaderos e OP y cooperativas.
«El reto de la regresión»
En este escenario, el discurso anti-agricultura y anti-leche ha calado fuertemente en la sociedad europea, haciendo estragos en el sector lácteo comunitario. Las expectativas ambientales y sociales son cada vez más importantes y el consumidor cada vez es más exigente. El consumo europeo desciende y la oferta supera sobradamente a la demanda. Las inversiones realizadas en países terceros impiden que el mercado mundial pueda absorber el exceso comunitario, por lo que los precios en la UE se reducen.
Las Organizaciones de Productores regulan la producción a través de programas de reducción lechera. Las explotaciones lácteas continúan su carrera hacia la especialización, volviendo a los sistemas forrajeros.
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