Durante los dos primeros meses del año, las temperaturas fueron más cálidas de lo habitual en la mayor parte de Europa, en particular desde principios de febrero. Como consecuencia de estas condiciones leves, el daño por helada ha sido menor hasta ahora. Sin embargo, estas condiciones templadas han impedido el endurecimiento de los cereales de invierno, que sigue siendo débil en gran parte de Europa.
Los bajos niveles actuales de endurecimiento en Alemania y Dinamarca, así como en el sur de Rumania y en el norte de Bulgaria, que no son habituales, suscitan cierta preocupación ante los posibles daños que se podrían originar por helada, en el caso de una intrusión severa de aire frío, de acuerdo con el informe del estado de las cosechas de la Comisión Europea (informe MARS).

Varias zonas de Europa registraron un déficit de lluvias. Ha resultado especialmente evidente en grandes partes de la Península Ibérica y la región occidental del Magreb, donde las precipitaciones han estado sustancialmente por debajo de la media desde principios de diciembre. Hasta ahora, estas condiciones secas generalmente no representan una preocupación inmediata para los cultivos.
En contraste, algunas partes del sudeste de Europa experimentaron más de 200 mm de lluvia dentro del período de análisis, lo que corresponde a más del doble de la cantidad promedio para muchas áreas en esta región.
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