La agricultura familiar en Brasil tiene una gran importancia. Representa el 77% de las explotaciones, pero como son de pequeño tamaño solo ocupan el 23% de la superficie agrícola total ( 80.89 millones de hectáreas). Paralelamente, las grandes explotaciones, responsables de la producción de materias primas que se exportan, como la soja y el maíz, suponen el 23% de los establecimientos y el 77% de la superficie.
La legislación brasileña establece que para ser considerada una explotación de agricultura familiar se tiene que cumplir:
- Ser de pequeño tamaño (hasta 4 módulos fiscales);
- La mitad, como mínimo, de la fuerza laboral tiene que ser familiar;
- La actividad agraria de la explotación debe representar, al menos, la mitad del ingreso familiar; y
- Tiene que tener estrictamente gestión familiar.
A pesar de la importancia de la agricultura familiar en Brasil, su peso va disminuyendo año a año. De 2006 a 2017, el número de explotaciones familiares en Brasil se ha reducido en un 9,5% y se han perdido 2,2 millones de trabajadores, mientras en el mismo tiempo, la agricultura no familiar ha creado 702.000 empleos.

Los motivos fundamentales son el envejecimiento del titular y que cada vez más, los hijos no quieren trabajar en la explotación, por lo que se tiene que contratar mano de obra de fuera. Por tanto, en ocasiones, la explotación ya no puede clasificarse como familiar. De esta forma, en 2017, de los 4.6 millones de pequeñas explotaciones que podrían clasificarse como familiares, solo 3,9 millones cumplieron con todos los criterios.
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