El Sistema de Agricultura Tradicional de Sierra do Espinhaço, también conocido como ‘recolectoras de flores siempre-vivas’, localizado en Minas Gerais, en la porción meridional de Sierra do Espinhaço, recibió este miércoles el reconocimiento internacional concedido por la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO), denominado Sistemas Importantes del Patrimonio Agrícola Mundial (SIPAM). Esta certificación se propone a reconocer los patrimonios agrícolas conservados por pueblos y comunidades tradicionales en diferentes partes del mundo. Las comunidades de recolectoras de flores siempre-vivas se convierten en el primer SIPAM de Brasil, el cuarto de América Latina y el 59º en todo el mundo. .
El Sistema Agrícola de Sierra do Espinhaço es mantenido por seis comunidades, formadas por campesinas y quilombolas, localizadas en los municípios de Diamantina, Buenópolis y Presidente Kubitschek. Ya hace siglos que estas familias preservan en aquella región la identidad cultural y práctica sociocultural de manejo y recolección de flores siempre-vivas.

De generación en generación, estas comunidades, que son agrícolas y pastorales, además de extractivas, transmiten y conservan sus conocimientos en el manejo de esas plantas, cumpliendo un papel importante de guardianas de la naturaleza, al mismo tiempo en que garantizan la autonomía alimentaria mediante la producción agrícola de alimentos y la cría de animales. Se trata de un conjunto de prácticas de convivencia armónica con el ambiente por medio de la preservación de las tradiciones de identidad cultural típica de esas comunidades.
Las familias producen gran parte de los alimentos que consumen, lo que les garantiza la seguridad alimentaria y nutricional. Sin embargo, la comercialización de flores siempre-vivas es la principal fuente de renta. Las mujeres, que representan cerca del 60% de la población que ejerce actividad agrícola en estas comunidades, desempeñan un papel clave en el uso, conservación o circulación de semillas, bien como en la transmisión de conocimientos y en el mantenimiento de la cultura alimentaria.
Las comunidades que tuvieron sus sistemas agrícolas reconocidos por la FAO – Lavras, Pé-da-Serra, Macacos y las comunidades Quilombolas de Raiz, Mata dos Crioulos y Vargem do Inhaí – llegan a manejar cerca de 480 especies de plantas ya catalogadas, incluyendo as alimentares y las medicinales, cuyos conocimientos y prácticas únicas permiten la preservación de los recursos genéticos al tiempo en que mejoran la agro biodiversidad.
Comunidades guardianas
Estas comunidades son guardianas de la biodiversidad, tanto de semillas agrícolas como de conocimientos tradicionales asociados a especies silvestres, conocidas como siempre-vivas. Además, cultivan otras plantas espontaneas importantes para dietas y medicina tradicional quilombola (remanecientes de los esclavos africanos). Los saberes continúan siendo transmitidos entre generaciones, las semillas son intercambiadas y su división es conducida por las comunidades, contribuyendo con la conservación de semillas.
Durante el período de abril a octubre, las recolectoras y sus familias suben la sierra para recoger las flores siempre-vivas, permaneciendo allí durante semanas. La recolección también representa el momento de encuentro entre las comunidades, promoviendo la socialización.
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