La población de corzo ha aumentado en las últimas décadas como consecuencia, en muchos casos, del abandono de las actividades agrícolas. Cada primavera nace un mayor número de corcinos, habitualmente dos por corza, que permanecen tumbados en la hierba para protegerse de los depredadores durante las primeras semanas de vida, ya que están demasiado débiles para poder correr y ponerse a salvo.
El aumento de la población de corzos está teniendo como consecuencia que cada vez sea más frecuente encontrarse un corcino o dos corcinos en el campo, con apariencia de desvalidos, aparentemente abandonados y que generan el impulso de querer cogerlos y cuidarlos.
La Asociación del Corzo Español (ACE) insiste en que estos animales no están abandonados, ya que su madre (siempre de manera discreta), los observa constantemente, por lo que no hay que cogerlos. No se deben tocar, ya que pueden impregnarse de nuestro olor y su madre pueden abandonarlos y no se debe permanecer en la zona, ya que podemos impregnar el entorno con nuestro olor, por lo que la madre los puede rehusar, y se puede atraer a depredadores oportunistas, como el zorro.
Eso es exactamente lo que hizo, Chema de Diego Maluenda, agricultor soriano de San Esteban de Gormaz, que mientras estaba trabajando sus fincas, se encontró con este par de corcinos. Según nos cuenta, se aproximó discretamente, a distancia prudencial, apenas unos segundos, para sacar un video y unas fotos de «este par de maravillas» y que el resto del mundo podamos disfrutar de tan bellas imágenes. ¡Muchas gracias Chema por compartirlas!
Pues llevarlo a la protectora de animales para luego repoblar los montes