El sector agrario en Francia sigue teniendo peso, aunque quizás menos que el que tenía antes. Tanto es así, que la propia Primera Ministra de Francia, Elisabeth Borne, ha presentado un nuevo plan de fitosanitarios durante la Semana Agraria. Este nuevo plan, que se llama nuevo plan Eco-phyto 2030, se diferencia del anterior en que va a contar con más dotación económica (aunque no se han precisado cifras) y en que quiere introducir un cambio de método.
El lanzamiento de este plan ha estado precedido por dos prohibiciones muy protestadas por los agricultores franceses: Una de ellas es la no autorización excepcional de los neonicotinoides en remolacha y la otra, la retirada del herbicida S-metacloro, muy usado en grandes cultivos.
Cerca de 250 materias activas deben ser objeto de un nuevo examen dentro de 5 a 6 años. El gobierno francés quiere identificar en los próximos meses, aquéllas que requieren un mayor esfuerzo para encontrar alternativas adicionales. Se trataría de productos susceptibles de no ser autorizados o de no ser objeto de una solicitud de renovación, y para los que aún no existe una alternativa eficaz y económica.
Borne ha insistido en que hay que desarrollar alternativas, químicas y no químicas, creíbles y efectivas, porque ya no se puede simplemente sustituir una solución química por otra. En este sentido, ha avanzado que en los próximos meses se debería anunciar un aumento de los medios destinados a la búsqueda de alternativas. Además, el presidente del Gobierno, Emmanuel Macron, ha pedido que antes del verano, cada instituto técnico y cada fabricante de productos fitosanitarios asuman “compromisos claros sobre su programa de trabajo para los próximos años.
La Primera Ministra ha insistido en que a partir de ahora, en términos de productos fitosanitarios, «van a respetar el marco europeo y nada más que el marco europeo”, haciendo referencia a que en los últimos años, Francia optó por prohibir, de manera unilateral, ciertas sustancias que consideraban dañinas para el medio ambiente pero que todavía estaban autorizadas dentro de la Unión Europea. No quiere crear ninguna distorsión regulatoria para los productores franceses (aquí se podría entender, que a partir de ahora, Francia va a sustituir las prohibiciones unilaterales por intentar conseguir prohibiciones a nivel de la UE).
Ya vemos por donde va la deriva de Bruselas y Francia respecto a los fitosanitarios: SERAN MENOS EFECTIVOS Y MAS CAROS