En la UE, no hay una posición clara sobre la carne cultivada en el laboratorio. La opinión de los países anda dividida, como ya se puso de manifiesto en la pasada reunión del Consejo de Ministros de la UE.
Italia ya ha regulado la prohibición de la carne obtenida en el laboratorio. El Ministro italiano considera que las empresas que producen este tipo de carne quieren dar una imagen verde, que es ficticia.
Austria también es otro país que se opone abiertamente a este tipo de carne porque considera que supone un gran peligro para la ganadería. Mantiene que cualquier regulación que se lleve a cabo, debe ir acompañada de una estricta evaluación de impacto y llevar siempre un etiquetado obligatorio. Otros países como Grecia, Eslovenia, Bulgaria e Irlanda también ven en riesgo la ganadería y las zonas rurales.
Francia se opone a este tipo de producción considera que las informaciones sobre el bienestar animal, que proclaman las empresas de carne cultivada, no son del todo ciertas. Esta carne cultivada procede de células madre animales que hay que extraer de los animales.
Otros países como España, Polonia y Hungría tampoco se han mostrado muy favorables.
En el lado opuesto se encuentra Alemania, que considera que la relevancia de la carne de laboratorio quedará demostrada por la demanda de los consumidores en los próximos años. Apoyan un etiquetado claro y que sea el consumidor el que decida.
Los Países Bajos consideran que la carne de laboratorio es una oportunidad importante para el suministro de proteínas animales a la población mundial, que puede complementar el suministro convencional.
Dinamarca tampoco tiene ningún problema
con la carne de laboratorio si existe un etiquetado adecuado y se garantiza la seguridad alimentaria .
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