El bajo precios de los cereales, en continuo descenso desde hace dos años, puede frustrar la rentabilidad de la buena cosecha que, a priori, se presenta en España para este 2024. La actual cotización del trigo y de la cebada se sitúa ya por debajo de los niveles anteriores a la guerra de Ucrania, iniciada en febrero 2022, mientras los costes de producción han crecido de manera más que notable, señalan desde ASAJA Palencia.
Varios factores explican esa presión que, de mantenerse, repercutirá mucho en la viabilidad de las explotaciones cerealistas, máxime tras dos cosechas con rendimiento mediocre en 2022 y 2023. Por un lado, los grandes compradores alimentan la tendencia bajista para obligar a una venta a esos precios a los agricultores más necesitados de liquidez. Por otro, desde que la UE impulsó en la primavera de 2022 los mecanismos solidarios con Ucrania, los puertos españoles se han convertido en un coladero de importación masiva de grano, en muchos casos sin arancel, como viene denunciando ASAJA.
Espectacular subida de los costes… ¿y los precios al agricultor?
El IPC desde enero de 2020 ya ronda el 20%, pero está por ver qué precios del cereal va a recibir el agricultor y si van a mantener, al menos, ese índice. Además, los costes de producción han subido más que el IPC. A fecha del pasado marzo, el propio Ministerio de Agricultura cifraba la subida en una media del 27,4 % (Índice general de precios pagados por los bienes y servicios agrarios), con alzas disparadas en el último cuatrienio en insumos clave como las semillas y los fitosanitarios (ambos en torno al 23 %), los fertilizantes (49 %) y los carburantes (74 %), siempre según los índices ministeriales.
Nada justifica que el cereal se pague menos que en la campaña pasada
Si nos atenemos a los costes productivos, nada justifica que el cereal de la cosecha ya en marcha se pague menos que en la campaña pasada. Tampoco las cifras globales de producción cerealista a nivel mundial, que se pronostican, justifican una depreciación tan patente, puesto que se estiman en volúmenes de grano dentro de un año normal. La pregunta es si los agricultores cerealistas van a seguir siendo víctimas de la especulación de los grandes compradores y de unas decisiones internacionales de la UE cuyas consecuencias negativas entre los productores comunitarios ni se miden, ni se valoran, ni se compensan, reiteran desde ASAJA Palencia
Bajada de más del 50%
Desde los máximos de marzo de 2023, en los que el trigo y la cebada cotizaron 370 y 350 €/t, respectivamente, se acumulan ya depreciaciones en torno al 50% del precio de ambos cereales. Nadie reclama volver a tales precios, dicen desde ASAJA, porque repercuten negativamente en sectores como el ganadero y en la inflación general, pero tampoco puede ser que los agricultores cerealistas reciban por su cereal menos que en la campaña de 2021, cuando el IPC y, sobre todo, los costes de producción, acumulan desde entonces subidas de dos dígitos.
La ley de la Cadena también tendría que cumplirse en los cereales
Por otro lado, ASAJA Segovia considera prioritario que la Ley de la Cadena Agroalimentaria se aplique también para el mercado de los cereales y se haga con rigor, ya que los agricultores no pueden seguir manteniendo su actividad productora y vendiendo el cereal, en muchos casos, a pérdidas.
Resulta insostenible que el precio del cereal sea el mismo de hace 40 años, cuando la evolución de los precios ha ido en aumento a una media de 2% anual aproximadamente. Solo con fijarnos en la evolución de los precios por ejemplo de: maquinaria, abono, salarios públicos y privados, combustible, construcción, luz etc… queda patente, señalan desde la organizacion, que el precio del cereal se ha quedado desplazado del sistema económico ordinario, lo que está derivando en la ruina de los agricultores.
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