La Generalitat de Catalunya ha dado luz verde, de manera inicial, al proyecto de una planta solar fotovoltaica en L’Aleixar (Tarragona), promovido por la multinacional danesa European Energy. Sin embargo, esta decisión ha suscitado una fuerte oposición por parte de la comunidad local y diversas entidades medioambientales y agrarias.
Un rechazo fundamentado en 12 razones clave
La oposición al proyecto comenzó en mayo de 2023, cuando más de 600 personas presentaron alegaciones en tan solo 15 días. Diversas entidades ecologistas y agrarias, como GEPEC y la Plataforma Territori Sostenible, junto con Unió de Pagesos, han apoyado las protestas.
El manifiesto “Renovables sí, pero no así” detalla 12 razones ambientales, agrícolas y sociales para rechazar la instalación:
1) Promoción de comunidades energéticas locales desde la ciudadanía y los ayuntamientos.
2) Energías renovables de proximidad, con mínimo impacto y beneficios para la comunidad local.
3) Planificación territorial coherente que consensúe la ubicación de proyectos renovables.
4) Prioridad para el uso de tejados y terrenos degradados, evitando ocupar suelo agrícola.
5) Protección del ecosistema y la biodiversidad ante el impacto de estos proyectos.
6) Preocupación por el uso del agua en tiempos de sequía y cambio climático.
7) Impacto negativo en el desarrollo local sostenible.
8) Riesgo de que el futuro Parque Natural quede rodeado de placas solares.
9) Crítica al modelo renovable impulsado por el Decreto Ley 24/2021 y sus plazos acelerados.
10) Necesidad de frenar una posible masificación de proyectos similares.
11) Advertencia sobre posibles malas prácticas de las empresas promotoras.
12) Revalorización de la agricultura y del paisaje agrario tradicional.
Un modelo basado en la especulación y alejado del territorio
Los opositores sostienen que el modelo energético detrás de este proyecto está orientado al beneficio de grandes compañías en lugar de favorecer un desarrollo energético sostenible y local. European Energy, a través de su línea “Power-to-X”, vende la energía generada a nivel internacional, sin vinculación con el consumo de la comunidad en la que se instalaría la planta.
En contraposición, desde 2022, la comunidad local trabaja en la creación de una comunidad energética mancomunada entre L’Aleixar, Vilaplana y Maspujols, apoyada con subvenciones públicas. Esta iniciativa prioriza la instalación de paneles solares en cubiertas de edificios y espacios urbanos degradados, evitando la ocupación de suelos agrícolas y promoviendo el autoconsumo y la eficiencia energética con participación ciudadana.
Impacto económico y ambiental
Los colectivos en contra del proyecto advierten de que la implantación de esta planta supondrá una pérdida de oportunidades para el desarrollo sostenible del territorio. La ocupación de tierras agrícolas fértiles y la industrialización del paisaje podrían afectar sectores clave como la producción agraria y el turismo rural, que dependen de la preservación del entorno natural.
Además, la localización de la planta dentro de la futura delimitación del Parque Natural de las Montañas de Prades genera incertidumbre sobre la compatibilidad de este tipo de proyectos con los objetivos de conservación y promoción del espacio protegido.
Ánimo, será duro pero con una buena movilización y el sentido común por bandera, hasta los políticos y empresarios podran ser capaces de entender nuestras reivindicaciones
en defensa del territorio.