La propagación de la influenza aviar sigue afectando a la producción avícola y a los mercados agroalimentarios en Estados Unidos. Desde enero de 2022, cuando la influenza aviar H5N1 fue detectada en aves acuáticas silvestres en Estados Unidos, el virus ha afectado a más de 136 millones de aves, incluyendo explotaciones comerciales, aves domésticas y poblaciones silvestres. En los últimos años, también ha comenzado a infectar mamíferos, incluyendo especies como gatos (domésticos y salvajes), osos, mapaches y leones marinos.
Uno de los hallazgos más preocupantes es la infección en ganado bovino, un fenómeno inesperado dado que hasta ahora no se consideraba que esta especie fuera susceptible a la influenza aviar. Los efectos observados incluyen una disminución en la producción de leche y un aumento en la tasa de abortos espontáneos.
En términos epidemiológicos, la preocupación se incrementó en 2024 cuando se confirmaron 67 casos en humanos en Estados Unidos, un aumento significativo respecto a los únicos casos detectados en 2022. En al menos una ocasión, se sospecha que la transmisión ocurrió entre personas dentro del mismo hogar.
Impacto de la influenza aviar en el mercado
El impacto en la industria avícola ha sido inmediato. De acuerdo con las proyecciones del Departamento de Agricultura de Estados Unidos (USDA), los precios de los huevos podrían aumentar un 20% en 2025, en comparación con una subida del 2,2% estimada para el conjunto de los alimentos.
Este incremento responde directamente a la escasez generada por los brotes de influenza aviar, que han reducido la población de gallinas ponedoras. En diciembre de 2024, los precios de los huevos ya eran un 36,8% superiores a los de diciembre de 2023, aunque aún estaban por debajo de los picos alcanzados en enero de 2023. En términos mensuales, el coste de la docena de huevos de categoría A subió un 8,4% en diciembre, alcanzando un promedio de 4,15 dólares frente a los 3,65 dólares de noviembre.
A nivel comercial, el brote ha comenzado a afectar las exportaciones avícolas. En Georgia, el estado líder en producción de carne de pollo en EE.UU., se detectó recientemente un brote en una explotación de 45.500 gallinas reproductoras en el condado de Elbert. Esta fue la primera vez que la influenza aviar se confirmó en una explotación comercial en el estado, lo que ha activado restricciones comerciales de varios países importadores.
México, el mayor importador de productos avícolas estadounidenses, aplicará una prohibición a las importaciones de Georgia durante un período estimado de dos a cuatro semanas, hasta que las autoridades sanitarias reduzcan la restricción a nivel de condado. Otros países, como Taiwán, mantendrán un veto sobre los productos avícolas de Georgia durante seis a ocho meses. Corea del Sur también aplicará restricciones, que solo se levantarán 28 días después de la erradicación del virus, un proceso que podría tomar hasta cuatro meses. Las pérdidas iniciales en exportaciones se estiman en 34 millones de dólares.
Primer brote de H5N9 en EE.UU.
Además de los efectos del H5N1, la Organización Mundial de Sanidad Animal (WOAH) ha confirmado que en diciembre de 2024 se detectó el primer brote en EE.UU. de la cepa H5N9, en una explotación de patos en el condado de Merced, California. En la misma granja, se detectó también la presencia de H5N1. Como consecuencia, las autoridades sanitarias sacrificaron cerca de 119.000 aves.
Aunque el H5N1 ha sido la variante más dañina en los últimos años, la aparición de H5N9 plantea nuevas incertidumbres sobre la evolución del virus y su potencial impacto en la producción avícola y la sanidad animal.
Perspectivas de la influenza aviar
La influenza aviar se ha consolidado como un problema estructural en la producción agropecuaria, afectando a la oferta de productos como huevos y carne de ave, y generando riesgos para la salud pública y la estabilidad comercial. La rápida expansión del virus a especies inesperadas, como el ganado bovino, y la aparición de nuevas cepas obligan a reforzar los sistemas de vigilancia epidemiológica y las estrategias de contención.
El control de la enfermedad dependerá en gran medida de la capacidad de los productores para recuperar sus planteles de aves y de las políticas sanitarias implementadas por los organismos de regulación. Sin embargo, los impactos sobre el mercado avícola, los costos de producción y la evolución de los brotes seguirán marcando el escenario para los próximos meses.
Las cifras y restricciones mencionadas han sido reportadas por el Departamento de Agricultura de Estados Unidos (USDA), la Organización Mundial de Sanidad Animal (WOAH) y diversas autoridades sanitarias estatales.
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