El Instituto de Investigación de la Remolacha Azucarera (IRS) de los Países Bajos ha publicado recientemente un documento titulado «Siembra de una cubierta de cebada antipulgones en 2025». Este informe destaca la importancia de sembrar cebada alrededor del cultivo de remolacha azucarera para protegerlos contra los pulgones, que son vectores del virus de la amarillez. En años con una alta presión de pulgones y vuelos tempranos, los daños en los cultivos pueden alcanzar hasta un 50% de pérdidas.

Efecto de la cebada

Las investigaciones del IRS han demostrado que los cultivos de remolacha protegidos con cebada han sufrido menos ataques de pulgones y han mantenido la enfermedad del amarillez más controlada. Se observó que la cebada no solo reduce la presencia de pulgones, sino que también actúa como una barrera natural, evitando la propagación de la enfermedad entre plantas e hileras de cultivo.

Sin embargo, en años con una presión alta de pulgones, el uso exclusivo de esta estrategia no es suficiente, por lo que se recomienda monitorear semanalmente la presencia de insectos y aplicar insecticidas si se superan los umbrales de control.

Siembra y eliminación de la cebada

Puede sembrarse de manera dispersa con un esparcidor de fertilizantes o una sembradora de cereales. Se recomienda una densidad de siembra de 60 a 80 kg/ha. Si la cebada no se incorpora al suelo, se deben añadir 10 a 20 kg adicionales por hectárea. En suelos arcillosos, se ha obtenido buenos resultados sembrando cebada antes de preparar el lecho de siembra para la remolacha.

Cuando la cebada alcance los 15 cm, debe eliminarse con un herbicida graminicida. Si se sembró 1-2 días antes de la remolacha, en este momento la remolacha debería estar en fase de seis hojas. Es importante eliminar la cebada a tiempo para evitar competencia con la remolacha, ya que su crecimiento acelerado puede reducir el rendimiento del cultivo principal.