La FAO ha incorporado seis nuevos sistemas a su red de Sistemas Importantes del Patrimonio Agrícola Mundial (SIPAM), reconociendo prácticas tradicionales y sostenibles en Brasil, China, México y España. Estas incorporaciones destacan por su capacidad de adaptación al cambio climático, la conservación de la biodiversidad y el mantenimiento de modos de vida rurales a través de técnicas agrícolas ancestrales.
Con estas nuevas designaciones, el programa SIPAM alcanza los 95 sistemas en 28 países. China continúa siendo el país con mayor número de sistemas reconocidos, con un total de 25. España, por su parte, suma ya seis.
Yerba mate en sombra en Paraná (Brasil)
En el sur de Brasil, comunidades indígenas y tradicionales cultivan yerba mate mediante sistemas agroforestales de sombra que combinan prácticas ancestrales con agroecología. Este modelo preserva la selva de Araucaria, una de las más amenazadas del planeta, al tiempo que refuerza la biodiversidad, la soberanía alimentaria y la identidad cultural. En un territorio donde apenas queda un 1 % del bosque original, este sistema se convierte en un modelo de producción sostenible.
Acuicultura ancestral en Deqing (China)
El sistema de cultivo de mejillones perla de agua dulce de Deqing, con 800 años de antigüedad, integra acuicultura, agricultura y artesanía. A través de la cría de mejillones y peces, junto con la producción de arroz y seda, este modelo mejora la calidad del agua y favorece la biodiversidad. Más de 22.000 personas se benefician de este sistema, que también impulsa el ecoturismo y la educación ambiental.
Té blanco tradicional en Fuding (China)
El cultivo centenario del té blanco en Fuding se basa en prácticas ecológicas y en la variedad madre Lüxueya. Este sistema conserva 18 variedades de plantas de té y más de 120 especies agrícolas adicionales, reforzando la resiliencia del ecosistema local y los medios de vida rurales, además de preservar un rico patrimonio cultural vinculado al té.
Perales antiguos en Gaolan Shichuan (China)
En la región de Gansu, un sistema agroforestal de 600 años combina perales altos, cultivos y ganadería. Mediante técnicas tradicionales, se cultivan variedades locales como la Ruan’er y la Dongguo en una región árida y propensa a la erosión. Este modelo de cultivo de secano mantiene más de 2 millones de kilos anuales de producción, apoyando la agrobiodiversidad y reduciendo el uso de insumos químicos.
El metepantle de Tlaxcala (México)
En las zonas semiáridas del estado de Tlaxcala, el sistema del metepantle —un mosaico de cultivos en terrazas como maíz, agave o frijol— ha sido mantenido durante más de 3.000 años por comunidades campesinas e indígenas. Preserva más de 140 especies autóctonas, fortalece la soberanía alimentaria y ofrece soluciones ante la degradación del suelo y los efectos del clima.
Agricultura en arenas volcánicas de Lanzarote (España)
En la isla de Lanzarote, los agricultores desarrollaron un sistema de enarenado tras las erupciones del siglo XVIII, usando lapilli volcánico y arena marina para conservar la humedad y proteger los cultivos. En este entorno árido, sin riego, se producen uvas, batatas y legumbres en más de 12.000 ha, demostrando una gestión eficaz del agua y del suelo en condiciones extremas.
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