El cultivo de colza ha vivido una de sus mejores campañas en Castilla y León gracias a las condiciones meteorológicas favorables de la primavera. Las abundantes y bien repartidas precipitaciones han permitido un desarrollo óptimo del cultivo, hasta el punto de que en muchas zonas no se distingue entre parcelas de secano y de regadío, según el Servicio Agronómico de ACOR.
La superficie contratada por ACOR para esta campaña ha alcanzado las 8.147 hectáreas, lo que supone un incremento del 20 % respecto a la campaña anterior, en la que se registraron 6.624 hectáreas. Este aumento ha venido acompañado de una mejora aún mayor en la producción, con una previsión de 26.000 toneladas, lo que representa un 40 % más que en 2023-24.
La campaña ha sido calificada como “centroeuropea” por el patrón de lluvias, con una distribución homogénea que ha beneficiado tanto a la colza como al resto de cultivos de invierno en la región. Una vez superada la fase de implantación, las incidencias fitosanitarias han sido mínimas. Ni el gorgojo ni el pulgón han alcanzado niveles que justificaran intervenciones generalizadas, salvo en algunas comarcas al sur del Duero. En cuanto a enfermedades fúngicas, no se han detectado afecciones significativas, a pesar de la humedad acumulada.
El cultivo ha mantenido un estado sanitario muy favorable durante todo su desarrollo. A la espera de las temperaturas de final de ciclo, se prevé que la colza madure sin necesidad de riego, gracias también a la adaptación genética de las variedades sembradas. Todo apunta a que la cosecha se retrasará ligeramente respecto a la media habitual, pero con rendimientos que, en la práctica, se equiparan a los de regadío.
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