La Comisión Europea presentó ayer su propuesta de presupuesto para la Unión Europea en 2026, que asciende a 193.260 millones de euros, a los que se suman aproximadamente 105.320 millones en desembolsos bajo el programa NextGenerationEU. Esta propuesta se enmarca en la revisión intermedia del Marco Financiero Plurianual (MFP) 2021-2027 y tiene como objetivo mantener la capacidad de respuesta del presupuesto comunitario ante desafíos estratégicos, sin perder impulso en las prioridades ecológicas y digitales.
El nuevo proyecto está concebido para reforzar áreas clave como el apoyo estable a Ucrania, la gestión de la migración, la seguridad y la defensa, así como para promover la competitividad y las inversiones estratégicas en los Estados miembros. Deberá ser adoptado formalmente por la Autoridad Presupuestaria antes de finales de año.
Un presupuesto marcado por la respuesta a crisis sucesivas
La propuesta llega tras una etapa marcada por múltiples crisis no previstas que han puesto a prueba la resiliencia presupuestaria de la UE: la pandemia de COVID-19, la crisis energética, el aumento de la inflación, el estallido de la guerra en Europa y un escenario geopolítico internacional cada vez más volátil.
Aunque el presupuesto comunitario ha mostrado cierta versatilidad para responder a estas situaciones, también ha evidenciado sus límites estructurales. Por ello, la revisión intermedia del MFP resultó necesaria para garantizar recursos adicionales destinados a las necesidades más acuciantes, como el apoyo a Ucrania, la respuesta ante la crisis de Oriente Medio y la mejora de la gestión migratoria.
Esta revisión ha permitido preservar la financiación de prioridades ya en marcha, como la doble transición verde y digital, al tiempo que refuerza las medidas para acelerar la recuperación económica en la etapa postpandemia.
Refuerzo de líneas clave y mayor flexibilidad para los Estados
El borrador de presupuesto para 2026 prevé recursos estables a través del Mecanismo para Ucrania, diseñado para garantizar previsibilidad en el apoyo comunitario a largo plazo. También se contempla un refuerzo sustancial para las partidas vinculadas a seguridad, defensa, asilo y migración.
Una de las principales novedades es la introducción de nuevos fondos en el marco de la revisión intermedia de los programas de cohesión. Esta medida crea incentivos y flexibilidad para que los Estados miembros puedan redirigir parte de los fondos ya disponibles hacia nuevas prioridades emergentes, como el impulso a la competitividad, la inversión en defensa, el acceso a la vivienda asequible, la resiliencia hídrica y la transición energética.
La Comisión propone asignar los siguientes importes a las distintas prioridades de la UE:
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