Los remolacheros alemanes andan muy preocupados por el estado sanitario de las remolachas. En concreto, por dos enfermedades bacterianas que están incidiendo en la calidad y riqueza de las raíces.
Por un lado, el síndrome de baja riqueza (SBR), una enfermedad bacteriana, que se viene detectando desde hace unos pocos años en los cultivos de remolacha de Alemania. Ahora, la incidencia de esta enfermedad se ha visto agravada con la aparición de un nuevo patógeno. Desde el verano de 2023, se ha detectado la presencia del fitoplasma Stolbur, una bacteria sin pared celular (Candidatus Phytoplasma solani), que está provocando síntomas severos en las plantas y mayores pérdidas de rendimiento, según el Instituto de Protección Vegetal de Baviera.
Los síntomas de Stolbur van más allá del amarilleo habitual de las hojas y se manifiestan en la aparición de «remolachas de goma»: raíces blandas y flexibles, difíciles de cosechar y almacenar. Aunque el contenido de azúcar de estas remolachas no se ve reducido e incluso puede aumentar, el rendimiento final por hectárea cae notablemente.
El fitoplasma Stolbur ya se ha detectad en varios estados federados como, Bavaria, Baden-Württemberg y Renania-Palatinado, donde este año se han producido los primeros informes de daños masivos en cultivos de remolacha azucarera.
Frente a esta nueva amenaza, la enfermedad SBR continúa su avance. Aunque también provoca amarilleo foliar, sus síntomas son distintos: los cuerpos de la remolacha permanecen firmes, pero el contenido de azúcar disminuye considerablemente, con reducciones del 2 al 7% (valores absolutos) y se produce una decoloración necrótica visible en el área de los anillos del haz vascular. Esta enfermedad, provocada por la bacteria Candidatus Arsenophonus phytopathogenicus, está ya extendida en muchas zonas.
Ambos patógenos son transmitidos por la chicharrita de las hojas, un insecto que se alimenta de las plantas y actúa como vector de estas bacterias. Su presencia representa un importante desafío para el control fitosanitario, ya que estas cigarras son difíciles de eliminar mediante métodos convencionales y proliferan especialmente en condiciones de clima cálido y seco.
Actualmente se están desarrollando investigaciones para diseñar estrategias alternativas de control, centradas en cambios en la rotación de cultivos y prácticas de manejo del suelo que interfieran en el desarrollo de la chicharrita.
Según datos de la Asociación Alemana de Agricultores, la superficie afectada por estas enfermedades en los cultivos de remolacha azucarera ha pasado de 40.000 ha en 2023 a, al menos, 75.000 ha el pasado año, lo que supone aproximadamente una cuarta parte de la superficie total dedicada a este cultivo en Alemania. En la campaña 2024/25 se cultivaron 386.154 ha.
El problema no se limita a la remolacha. Según la Unión de la Industria Alemana de la Papa (UNIKA), unas 65.000 ha se encuentran ya dentro de las zonas donde la cigarra de las cañas está presente y puede transmitir enfermedades a los cultivos de patata, afectando así a otro de los alimentos estratégicos del país.
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