Siete años después de la entrada en vigor provisional del acuerdo comercial entre la Unión Europea y Canadá (CETA), el balance general para el sector agroalimentario europeo muestra un impacto positivo en términos de exportaciones, aunque con importantes matices según el tipo de producto y el país miembro.
El informe de evaluación publicado este mes por la Comisión Europea revela que las exportaciones agroalimentarias de la UE a Canadá crecieron un 41 % entre 2017 y 2022, pasando de 3.500 M€ a 5.000 M€, consolidando una tendencia favorable para el comercio europeo. Por el contrario, las importaciones agroalimentarias desde Canadá crecieron a un ritmo más moderado, con un aumento del 18 % en el mismo periodo.
Un acuerdo con efecto asimétrico según los productos
En términos de productos, los sectores más beneficiados en la UE han sido los vinos y espirituosos, los productos de panadería y pastelería, las frutas y hortalizas procesadas y el aceite de oliva. Canadá, por su parte, ha incrementado notablemente sus exportaciones de legumbres (lentejas, guisantes), trigo duro, semillas oleaginosas, jarabe de arce y productos pesqueros.
Los productos lácteos europeos —incluidos quesos protegidos por Denominación de Origen— han mejorado su posición en el mercado canadiense, si bien persisten ciertas barreras regulatorias internas en Canadá que limitan el acceso pleno de estos productos, especialmente por el sistema canadiense de gestión de cuotas.
Francia, Italia y España: los principales ganadores
Entre los países de la UE, Francia, Italia y España han sido los más beneficiados por el acuerdo en el ámbito agroalimentario. Estos tres países concentran el grueso de las exportaciones de vino, aceite de oliva y quesos, productos con mayor valor añadido y fuerte presencia de marcas con indicaciones geográficas protegidas.
Francia lidera las exportaciones de quesos y espirituosos, mientras que Italia se beneficia especialmente en el sector del vino y la pasta. España, por su parte, ha aumentado considerablemente las ventas de aceite de oliva y vino embotellado, consolidando su imagen de país productor de calidad en el mercado canadiense.
Impactos desiguales en la UE
No todos los países de la UE han experimentado el mismo impacto positivo. Los Estados miembros con menor presencia exportadora o menor diversificación agroalimentaria han tenido menos capacidad para aprovechar las oportunidades abiertas por el acuerdo. Algunos sectores sensibles, como el de la carne vacuna o el porcino, han expresado preocupaciones por la competencia potencial de las importaciones canadienses, aunque los volúmenes importados siguen siendo limitados.
En términos de importaciones, los principales productos agroalimentarios canadienses que han entrado en el mercado comunitario siguen siendo materias primas con bajo nivel de transformación. Las exportaciones canadienses siguen concentradas en unos pocos países, especialmente Países Bajos, Alemania e Italia, que actúan también como principales puntos de entrada al mercado europeo.
Balance global: más oportunidades que riesgos
El balance general del CETA en el ámbito agroalimentario es positivo para la UE, especialmente por la mejora del acceso al mercado canadiense y el aumento en la protección de las indicaciones geográficas europeas. El acuerdo ha permitido diversificar mercados, aumentar la resiliencia del comercio y reducir la dependencia de otras áreas como Estados Unidos o China.
No obstante, la Comisión Europea reconoce que el acuerdo debe seguir mejorándose en aspectos regulatorios, como el reconocimiento mutuo de estándares, la simplificación de procedimientos aduaneros y la adaptación del sistema de cuotas para productos lácteos y cárnicos.
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