Las últimas estimaciones del Boletín MARS del Centro Común de Investigación (JRC) de la Comisión Europea reflejan un escenario contrastado en el continente europeo. Mientras que los cultivos de invierno presentan expectativas superiores a la media en buena parte del norte y oeste de Europa, los cultivos de verano sufren el impacto del calor y la escasez de agua en el sur y el este.
Los rendimientos de los cultivos de invierno se prevén por encima de la media en Rumanía, Bulgaria, Francia, España, Irlanda, los países nórdicos y bálticos, gracias a una disponibilidad hídrica suficiente durante toda la campaña. Alemania, Polonia y Hungría mantendrían rendimientos medios, mientras que Italia y Turquía presentan las perspectivas más negativas, debido a la combinación de estrés térmico e hídrico en fases clave del ciclo productivo.
Los cultivos de verano, los más perjudicados
En contraste, el desarrollo de los cultivos de verano muestra una tendencia preocupante en varias regiones. El sureste de Europa —especialmente Hungría, Rumanía y Bulgaria— ha registrado una acumulación de biomasa inferior a la media, con expectativas de menor rendimiento. La situación también se complica en el sur de España, Italia y Grecia, donde las altas temperaturas y la escasa humedad del suelo han afectado el desarrollo vegetativo y reproductivo de cultivos como el maíz, el girasol o el trigo blando.
En el caso de Italia, las elevadas temperaturas de finales de junio han acortado el llenado del grano en los cultivos de invierno y reducido la fertilidad del maíz sembrado temprano. En regiones como el centro del país, la baja humedad del suelo ha comprometido también el crecimiento del girasol.
En el sur de España y Portugal, los cultivos de secano y las plantaciones tardías sufren las consecuencias de temperaturas excesivas durante junio y julio. También en el oeste de Francia se detectan problemas en los cultivos de verano debido a las altas temperaturas combinadas con un bajo nivel de reservas hídricas.
Exceso de lluvias en el norte y plagas en expansión
En la región del Báltico, las lluvias excesivas complican los trabajos de campo, especialmente en Finlandia y Estonia, donde se advierten riesgos por hipoxia en el suelo, aparición de enfermedades y daños a los cultivos de invierno si las condiciones persisten.
En Alemania, el clima cálido y seco ha favorecido la expansión de plagas, especialmente en el sur del país, donde se han detectado daños por Stolbur en remolacha azucarera y patata, desde Renania-Palatinado hasta Baviera, con consecuencias negativas para los rendimientos.
¿Y qué pasa fuera de la UE?: Situación en Turquía, Ucrania y el norte de África
En Turquía, la sequía sigue afectando a los cultivos de invierno en sus principales regiones productoras. Los cultivos en fase reproductiva han experimentado un llenado de grano más corto y una menor acumulación de biomasa. En Ucrania, el déficit de precipitaciones se prolonga, comprometiendo la campaña de verano en el sur y reduciendo la cosecha de invierno en el este, debido a la sequía primaveral.
En el norte de África, especialmente en Marruecos y el oeste de Argelia, las condiciones secas durante el invierno y la primavera han tenido un impacto negativo sobre los cultivos de invierno.
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