Tras abordar en las anteriores entregas la estrategia de ANICE y su posición ante los grandes debates del sector, Giuseppe Aloisio, director de la asociación, cierra esta entrevista repasando temas clave como la defensa del Jamón Serrano, los productos alternativos, la comunicación al consumidor y la visión a largo plazo del sector cárnico español.
En vuestra interacción con el MAPA y la UE, ¿qué temas están sobre la mesa? ¿Qué prioridad tiene la regulación frente a otros desafíos como los costes energéticos o la competencia de productos alternativos?
Uno de los principales temas que tenemos sobre la mesa es el proyecto de la Indicación Geográfica Protegida (IGP) del Jamón Serrano. Desde el año 2015 venimos trabajando mano a mano con el Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación (MAPA), a fin de transformar la actual ETG en una IGP.
La creación de dicha IGP limitaría la elaboración de productos con la denominación “Jamón Serrano” exclusivamente a España y reforzaría la protección del nombre en los mercados exteriores.
Según los últimos datos del MAPA, en el año 2023 se comercializaron más de 20 millones de piezas de Jamón Serrano (ETG), por un valor de 1.119 millones de euros, lo que muestra la relevancia socioeconómica que esta IGP podría tener para nuestro país y para el sector cárnico.
A pesar de que la práctica totalidad del sector apoya dicha iniciativa, que también es aplaudida y validada por la Comisión Europea y el MAPA, es una pena que unos pocos operadores se opongan a este proyecto y se haya ralentizado su aprobación que ahora mismo está judicializada y pendiente de sentencia.
¿Qué opina sobre la carne obtenida en laboratorio? ¿Estas empresas tendrían cabida en ANICE?
A pesar del impulso inicial de la industria de la carne cultivada, expertos y organismos internacionales advierten sobre sus posibles riesgos para la salud, el medio ambiente y el tejido socioeconómico.
La FAO y la OMS han identificado más de 50 riesgos potenciales, entre ellos la proliferación de células cancerosas y la interferencia con el sistema endocrino humano, debido al uso intensivo de hormonas y factores de crecimiento en los biorreactores.
Además, el impacto ambiental de esta tecnología podría ser mayor del que le adjudican negativa y erróneamente a la ganadería tradicional, especialmente por su alta demanda energética y la complejidad de escalar la producción con energías renovables.
Estudios recientes estiman que satisfacer la demanda global de carne con productos cultivados requeriría más de 150.000 biorreactores, duplicando la huella ecológica actual.
A nivel tecnológico, esta industria se enfrenta además a dificultades para replicar la textura, el sabor y el valor nutricional de la carne convencional. Y en el plano social, se teme que la desconexión con la agricultura y la ganadería tradicionales deshumanice el sistema alimentario y concentre el poder en manos de unas pocas corporaciones.
Mientras que cada vez más países aplican el principio de precaución y prohíben su comercialización, el debate sobre el futuro de la carne cultivada sigue abierto, con implicaciones profundas para la salud pública, la sostenibilidad y la soberanía alimentaria.
Y luego estará el debate ético de cómo deberían llamarse estos productos, empezando sencillamente si tienen o no que denominarse como alimentos.
¿Qué papel asigna ANICE a las carnes ecológicas, halal o kosher dentro de su estrategia? ¿Hay espacio para el desarrollo de estos nichos?
Obviamente, reconocemos y valoramos las oportunidades comerciales ligadas a la producción ecológica, que cuenta además con un adecuado marco legal desde hace años y en el que el sector cárnico español ha encontrado su propio nicho de oportunidad, al igual que el resto de Estados miembros de la Unión. En el sector existen experiencias empresariales ya consolidadas que destacan orgullosamente en este importante nicho de mercado.
La industria española también ha encontrado un importante y creciente nicho de negocio en la producción y comercialización de carnes y productos halal y kosher, para atender la demanda de la población de confesión islámica y hebrea asentada en España y para ampliar las oportunidades de exportación a un buen número de países terceros.
La ordenación interna de este mercado ha culminado en los últimos años en el desarrollo e implantación por la industria cárnica española de procedimientos halal y kosher amparados por un sistema de certificación acreditada por tercera parte independiente, participando ya de la práctica totalidad de los principales referenciales exigidos en terceros países.
Con casi el 70 % de los españoles sintiéndose desinformados, según ANICE, ¿cómo planeáis reforzar la comunicación y mejorar la percepción pública?
En ANICE somos plenamente conscientes de la necesidad de acercar el sector cárnico a la sociedad. Como miembro activo de las organizaciones interprofesionales cárnicas, llevamos años impulsando campañas de información y promoción que destacan las bondades de la carne y el valor de nuestras producciones, siempre desde una perspectiva de sostenibilidad, bienestar animal y compromiso con la salud pública.
Además, iniciativas como el Foro Ganadero-Cárnico y su campaña «El Sentido de la Carne», así como nuestra participación en la campaña #SiYoNoProduzcoTúNoComes, han sido claves para mejorar la percepción del sector y reducir la desconexión entre el campo y la ciudad. Estas acciones nos permiten transmitir no solo el valor nutricional de la carne, sino también el papel esencial que desempeñan los ganaderos y la industria en que todos los días podamos encontrar alimentos en los supermercados y llevarlos a nuestras mesas.
Nuestro objetivo es seguir fortaleciendo esta línea de comunicación mediante mensajes claros, respaldados por evidencia científica y adaptados a las nuevas generaciones de consumidores, que se informan a través de canales distintos y emplean un lenguaje propio.
Mirando hacia 2030, ¿cómo imagina ANICE al sector cárnico español en términos de sostenibilidad, empleo y competitividad?
El 2030 está a la vuelta de la esquina y es un horizonte clave para consolidar un sector cárnico más sostenible y competitivo a nivel nacional y en los mercados globales. Sin embargo, hay que mirar mucho más allá. Por ello el sector está realizando grandes esfuerzos en la reducción de la huella de carbono, un uso eficiente y responsable del agua y la energía, en mejorar el bienestar animal y la gestión responsable de residuos.
En cuanto al empleo, prevemos un sector que continuará siendo un motor económico clave para muchas zonas rurales de España. El sector cárnico genera actualmente más de 120.000 empleos, y nuestra visión para 2030 incluye un tejido laboral más cualificado, con mayor estabilidad, y adaptado a los cambios tecnológicos y de mercado. La digitalización del sector y su perfil internacional atraerá nuevos perfiles profesionales.
En términos de competitividad, el objetivo es mantener y reforzar el liderazgo del sector cárnico español tanto en el mercado interior como en los mercados internacionales. Para ello, será esencial continuar apostando por la calidad, la seguridad alimentaria, la diferenciación basada en el origen, la tradición y la excelencia, así como por la apertura de nuevos destinos para la exportación.
Y no podemos olvidarnos de la reputación. La imagen del sector es clave para toda la cadena ganadero-cárnica. Necesitamos comunicar mejor lo que hacemos bien, con transparencia, rigor y compromiso.
Política de comentarios:
Tenemos tolerancia cero con el spam y con los comportamientos inapropiados. Agrodigital se reserva el derecho de eliminar sin previo aviso aquellos comentarios que no cumplan las normas que rigen esta sección.