La presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, ha anunciado esta semana la firma de un nuevo acuerdo comercial entre la Unión Europea y Estados Unidos que establece un arancel general del 15 % para la mayoría de las exportaciones europeas. El acuerdo, cerrado con el visto bueno del presidente estadounidense Donald Trump, pretende aportar estabilidad al comercio transatlántico y evitar la imposición de tarifas aún más elevadas, que podrían haber alcanzado el 30 % en algunos sectores. Sin embargo, ha generado una fuerte preocupación en el sector agroalimentario español, que denuncia haber quedado fuera de las exenciones arancelarias para productos estratégicos.
Acuerdo con claroscuros
Según detalló von der Leyen, el nuevo marco comercial incluye la aplicación de un arancel único del 15 % sobre productos de sectores clave como el automovilístico, farmacéutico y de semiconductores, además de otros bienes industriales. Como contrapartida, se han acordado aranceles “cero por cero” para determinadas categorías estratégicas, entre ellas componentes aeronáuticos, ciertos productos químicos, genéricos, equipos de semiconductores, materias primas esenciales y algunos productos agrícolas.
Sin embargo, productos de alto valor añadido para el sector agroalimentario español como el vino, el aceite de oliva, los quesos o los jamones han quedado, al menos de momento, fuera de estas exenciones. Esto ha encendido las alarmas entre organizaciones del sector primario y agroindustrial, que denuncian la falta de defensa de los intereses europeos —y especialmente españoles— en las negociaciones.
Reacciones de la industria alimentaria
La Federación Española de Industrias de Alimentación y Bebidas (FIAB) ha calificado el acuerdo como “injusto y desequilibrado”. Su presidente, Ignacio Silva, ha advertido que el nuevo arancel penaliza la competitividad del sector y rompe con el principio de libre comercio. Aunque reconoce que se ha evitado una guerra comercial abierta, FIAB reclama medidas de acompañamiento para las empresas más vulnerables, especialmente pymes, mientras los aranceles sigan en vigor. También subraya que Estados Unidos no es un mercado sustituible, ya que en 2024 representó más de 3.300 M€ en exportaciones españolas de alimentos y bebidas, y fue el primer destino extracomunitario del sector.
Por su parte, el Comité Europeo de Empresas del Vino (CEEV), al que pertenece la Federación Española del Vino (FEV), ha pedido que el vino europeo se incluya en la lista de productos exentos de arancel. Desde la FEV se advierte de que mantener el arancel del 15 % podría lastrar las ventas exteriores hasta en un 10 %, considerando además la depreciación del euro frente al dólar. El sector vinícola recuerda que Estados Unidos fue en 2024 el principal mercado para los vinos envasados españoles, y alerta de un posible daño estructural en la cuota de mercado y en las relaciones comerciales bilaterales si no se corrige esta situación.
Reacciones del sector agrario
Desde el ámbito agrario, la Unión de Uniones de Agricultores y Ganaderos ha sido especialmente crítica con el acuerdo. Aunque reconoce que se ha despejado un escenario de aranceles más agresivos, lamenta que Bruselas haya cedido ante la presión estadounidense sin lograr una protección adecuada para los sectores productivos europeos. “Trump ha puesto sobre la mesa que era susto o muerte y la UE ha tragado con susto”, señalan desde la organización, calificando el resultado como un pacto desequilibrado que refleja la incapacidad de la UE para hacer valer su peso político en el concierto internacional.
Unión de Uniones también denuncia que el acuerdo se suma a una larga lista de medidas que incrementan la presión sobre el campo europeo, que ya arrastra costes crecientes en energía, fertilizantes y normativas ambientales.
La Asociación Valenciana de Agricultores (AVA-ASAJA) se ha sumado a las críticas al acuerdo comercial alcanzado entre la Unión Europea y Estados Unidos, manifestando su «decepción y gran preocupación» ante la imposición de un arancel del 15 % sobre la mayoría de productos europeos, incluidos sectores estratégicos para la economía agraria valenciana como el vino, el aceite y los frutos secos. Desde la asociación se lamenta que las principales excepciones arancelarias del acuerdo se hayan centrado en sectores industriales vinculados a las economías del norte de Europa, dejando fuera a producciones clave del arco mediterráneo.
El aceite de oliva y la pregunta sin respuesta
Desde COAG Jaén, aunque se ha lanzado un mensaje de calma para los olivareros, se insiste en la necesidad de esclarecer el impacto real del acuerdo en el aceite de oliva. La organización recuerda que más del 80 % de la producción nacional ya está vendida y que España sigue siendo el único proveedor con capacidad real para abastecer al mercado estadounidense. No obstante, cuestiona abiertamente si los fondos destinados a la compra de material militar a EE.UU. saldrán de recortes en la PAC, advirtiendo sobre el riesgo de que la soberanía alimentaria quede relegada frente a otras prioridades políticas.
Además, COAG ha reiterado la necesidad de paralizar el contingente de importación desde Túnez y el tráfico de perfeccionamiento activo, así como de actualizar los niveles de desencadenamiento del almacenamiento privado para proteger a los productores nacionales en un contexto de creciente competencia internacional.
Expectación ante las próximas negociaciones
Aunque el acuerdo aporta previsibilidad a corto plazo, muchas organizaciones esperan aún conocer los detalles de la lista definitiva de productos incluidos en el esquema de arancel cero. Desde el sector agroalimentario español se espera que en las próximas rondas negociadoras se corrijan los desequilibrios y se protejan los productos estratégicos, especialmente en el contexto actual de desaceleración económica y tensiones geopolíticas.
El que espera desespera,y queda lo mejor Mercosur para octubre, resumiendo que no la están metiendo poco a poco sin dolor y hasta el fondo pero lo mejor de todo nadie dice nada