Para hacerle el juego y plegarse a los intereses de las empresas de semillas que suelen ser grandes multinacionales, la senadora popular Marina Moya utilizó argumentos falsos, contradictorios y profundamente malintencionados que atentan a la profesionalidad de los agricultores de nuestro país, y que demuestran su absoluto desconocimiento del sector agrario.
Nuestra organización recuerda a la mencionada senadora que el uso de semilla obtenida de la cosecha del propio agricultor nunca puede calificarse como `clandestina´, puesto que con certeza es la que mejor conoce el profesional, más que la que viene etiquetada por parte de empresas que en muchos casos tienen intereses por omitir o no dar toda la información sobre el origen del producto que ellos suministran.
Por otro lado, resulta una enorme tomadura de pelo que para argumentar en su intervención la conveniencia de uso de la semilla certificada haya utilizado mentira tan palmaria como que la diferencia de producción entre la que genera ésta y la que reutiliza el agricultor de su propia cosecha es siete veces superior.
Resulta esperpéntico comprobar que esta campaña `publicística´ que se saca de la manga ahora el Grupo Popular hablando incluso de riesgos en caso de utilizar determinado tipo de semilla, no hace mención alguna a que el precio de la semilla que imponen las grandes multinacionales no está relacionado con el precio de la cosecha que perciben los agricultores, y sí a los intereses de los grandes operadores, la bolsa de Chicago o los fondos especuladores, por ejemplo.
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