A falta de que, según está
previsto, la Conferencia Sectorial que reúne al Ministro con los Consejeros
de Agricultura cierre a finales de enero de forma definitiva el modelo
español de aplicación de la reforma de la PAC, pueden hacerse ya algunas
simulaciones sobre como afectaría a los agricultores la convergencia de las
ayudas aprobada.
España va a usar la
fórmula que más descafeína la convergencia, con el objetivo declarado de que
el reparto actual de las ayudas se mueva lo menos posible; en palabras de la
Conferencia Sectorial, en su reunión de julio de 2013, se trata de
“minimizar los efectos de la convergencia interna de las ayudas, evitando
las transferencias de importes entre agricultores, ganaderos y territorios”.
Para ello se recurre a la flexibilidad que ofrece la normativa comunitaria (art.
25 del Reglamento (UE) nº 1307/2013), sobre la base de una “regiones”
virtuales formadas por parcelas con niveles históricos de ayudas similares,
con los siguientes criterios:
–
los agricultores que tengan una
ayuda unitaria por debajo del 90% del promedio de su “región” virtual la
verán incrementada en un tercio de la diferencia hasta el 90%
–
si después de este incremento no
alcanzan el 60% del promedio, se les asignará al menos esa cantidad, siempre
que haya dinero disponible en el “sobre” de su “región” virtual
–
estas subidas se financiarán
recortando las ayudas a los que estén por encima del promedio, pero sin que
el recorte supere el 30% (si hubiera que recortar más del 30%, se subirá
menos a los que están por debajo del 90% de la media)
–
a los que están entre el 90 y el
100% del promedio de su “región” virtual se les dejará igual
Estas fórmulas dan como
resultado, en forma gráfica, lo siguiente:
Los porcentajes de pérdida
o ganancia se representan en el siguiente gráfico:
Puede observarse que, a
pesar del objetivo de minimizar los cambios, no puede evitarse que algunos
ganen mucho (cantidades más altas cuanto más baja sea su ayuda por hectárea
inicial) y otros pierdan (hasta un máximo del 30%). El problema es que estas
pérdidas y ganancias no se distribuyen con criterios fijados de antemano,
sino que tienen que ver con la lotería de estar en una “región” virtual u
otra, de la disparidad de ayudas en la “región” que te haya tocado, etc. La
paradoja es que pueden ganar los que menos necesitan las ayudas
(beneficiarios que tienen otras fuentes de ingresos, explotaciones grandes
con poca intensidad de trabajo, etc.) mientras pierden los que más dependen
de las mismas (explotaciones profesionales sin otra fuente de ingresos,
etc.).
El resultado final
dependerá también de otros apartados de la reforma, y en particular de los
que se acuerde sobre el reparto de las ayudas acopladas sectoriales y de las
condiciones que se exijan para ser beneficiario.
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