Viejas prendas de lana pueden tener una segunda oportunidad convirtiéndose en abono para jardines, hortícolas y flores. Este es el objetivo del proyecto «GreenWolf ‘, proyecto europeo de investigación, coordinado por el Instituto de macromoléculas (ISMAC) del Politecnico de Turín.
La iniciativa está financiada por la Unión Europea dentro del marco del programa Life + y tiene como objetivo desarrollar y probar un innovador sistema de hidrólisis «verde» capaz de transformar la lana vieja (tanto de ropa usada como los restos de la esquila de animales) en un fertilizante ecológico del suelo para uso agrícola.
La idea es conseguir un proceso de trabajo limpio, vertiendo agua sobrecalentada sobre la lana y consiguiendo una “lana hidrolizada”, que es un fertilizante natural que aumenta el contenido de carbono del suelo y su capacidad de retención de agua, sin recurrir a compuestos sintéticos, según la revista CNR.
Además de los beneficios en términos de sostenibilidad ambiental, GreenWolf tiene consecuencias interesantes desde el punto de vista económico. De acuerdo con la normativa europea, la llamada ‘lana sucia’, subproducto que se obtiene tras la esquila, es considerada un desecho especial, que tiene unos costes de eliminación considerables. El abandono en el campo es ilegal, por lo que esta tecnología es una forma efectiva de reciclar una biomasa además de mejorar la calidad de los pastos y tierras.
El proyecto cuenta con un presupuesto de un millón de euros durante tres años. A largo de este plazo, el objetivo es establecer una planta piloto que daría lugar a una cadena de suministro real, con perspectivas de empleo y de desarrollo en los países caracterizados por numerosos rebaños de ovejas.
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