Una investigación de la Universidad de Carolina del Norte ha puesto de manifiesto que las abejas melíferas tienden a «automedicarse», cuando la colonia está infectada con un hongo perjudicial. Para ello, aumenta la cantidad de resinas vegetales con propiedades anti-fúngicas que llevan a la colmena, con el fin de protegerse de los patógenos.

Las abejas melíferas silvestres normalmente recubren sus colmenas de propóleos, sustancia cerosa de color amarillo, mezcla de resinas de plantas y cera que tiene propiedades antifúngicas y antibacterianas. Las abejas melíferas de colmenas de producción también utilizan el propóleo, para rellenar las grietas en sus colmenas.

Los investigadores han encontrado que cuando una colmena está amenazada por un hongo, las abejas llevan mucho más propóleo que en condiciones normales. Han evaluado un incremento medio de un 45%. Además, las abejas también eliminan físicamente las larvas infectadas, que han sido parasitadas con hongos y utilizadas de reservorio de esporas.

La investigación ha confirmado el poder antifúngico de los propóleos, así como que las abejas tienen la capacidad de distinguir los hongos dañinos de lo que no lo son. Cuando la colmena está infectada de hongos inofensivos no aumenta la cantidad de propóleos que las abejas traen y las abejas se limitan a la eliminación física de las esporas.

Además, se ha puesto de manifiesto que la capacidad de automedicación de las abejas es limitada. Los propóleos también tienen propiedades anti-bacterianas, pero cuando una colmena está afectada por bacterias patógenas, no aumenta la cantidad de propóleos que traen.

Según los investigadores, aunque los propóleos puedan dificultar los trabajos en la colmena por ser muy pegajosos, pueden resultar una buena defensa natural para las abejas.

Los resultados de esta investigación se han publicado en el número del 29 de marzo en PLoS ONE . La investigación fue financiada por la National Science Foundation.