Los lechones deben mamar el calostro lo antes posible, ya que no podrían sobrevivir sin él. Deben tomarlo siempre dentro de las 6 horas siguiente al nacimiento, debido a que después de estas horas se reduce muy rápidamente la calidad y nivel inmunológico del calostro.
Este les proporciona a los animales la energía necesaria, ya que nacen con unos contenidos muy limitados de glucógeno y grasa corporal. El calostro, asimismo, proporciona protección inmunológica, funcionalidad a proteínas y péptidos y ayuda a que el aparato digestivo de los lechones madure en las primeras horas de vida. Esta última es una de la funciones menos conocida que tiene el calostro, según la presentación que realizó Yannig Le Treut de Lallemand en la Conferencia sobre Reproducción Porcina organizada por la interprofesión británica del cerdo durante la semana pasada, en varias localidades del Reino Unido.
Es muy importante que el lechón tome el calostro de su propia madre, de forma que se asegure que éste ha obtenido exactamente el mismo tipo y nivel de protección inmune que su progenitora. Por este motivo, no hay que proceder a mezclar lechones inmediatamente después del nacimiento. Esta operación debe realizarse, al menos, después de 24 horas del nacimiento.
El ganadero tiene que asegurarse que todos los lechones y particularmente, los más débiles, han tomado 100 gr de calostro materno por kilo de peso vivo antes de que transcurran 6 horas del nacimiento.




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