Durante la mayor parte de la presente campaña 2009/10 los productores de almendra valencianos se vieron obligados a vender a pérdidas, sin poder cubrir los costes de producción. Tal circunstancia no impidió que el consumidor tuviera que afrontar un precio en los lineales de los supermercados casi 10 veces más (9,4, concretamente) que el percibido en origen por el productor. Ésta fue la situación expuesta recientemente ante los miembros de la sectorial de Frutos Secos de AVA-ASAJA, quienes reclamaron medidas para mejorar la competitividad del cultivo y evitar que se produzca este importante desfase. En concreto, los agricultores exigieron a ENESA cambios en el “ineficaz” seguro de heladas y dado el potencial importador/exportador de la industria española de frutos secos, respaldaron también las gestiones ya iniciadas ante el Ministerio de Medio Ambiente para promover un plan de reconversión varietal que permita compensar los bajos rendimientos de la producción local y que sirva para hacer frente a la competencia de la primera potencia en el sector, California (EEUU).
Efectivamente, el kilo de almendra en cáscara ha cotizado en el campo a 0,50-0,55 €/kg, sensiblemente por debajo de los costes de producción, estimados en 0,75 €/kg. Por el contrario, AVA-ASAJA pudo constatar multitud de ofertas del producto a granel a un Precio de Venta al Público (PVP) de hasta 4,69 €/kg. “La almendra en cáscara no tiene prácticamente costes de manipulado, ¿cómo se puede justificar entonces que el producto se pueda multiplicar por diez cuando llega al consumidor mientras el agricultor no recibe ni para cubrir sus gastos?, se cuestiona el presidente de AVA-ASAJA, Cristóbal Aguado. Distorsiones como ésta son las que justifican, a juicio de la organización agraria pero también ya de las instituciones europeas, la necesidad de impulsar cambios en defensa del eslabón más débil de la cadena alimentaria para así equilibrar el poder de negociación en los precios.
La sectorial de Frutos Secos apoyó también las negociaciones que las principales asociaciones agrarias y las cooperativas agroalimentarias nacionales iniciaron en marzo con el Gobierno de cara a concretar un plan de reconversión varietal que, en cinco años, pueda cubrir una superficie de 30.000 hectáreas, no sólo de almendros sino también de algarrobos. En el caso valenciano, el plan se centraría en la plantación de nuevas variedades tardías testadas por el Instituto Valenciano de Investigaciones Agrarias (IVIA). Se trata de almendros que, a priori, reducirían el riesgo de las heladas que tanto vienen menguando la producción valenciana en los últimos años y que además permitirían incrementar considerablemente los rendimientos.
Otra de las demandas reivindicadas por los miembros de la sectorial fue, precisamente, la mejora del seguro frente a esta inclemencia. Los productores de frutos secos atribuyeron el bajo nivel de aseguramiento que se está dando, tanto a la propia falta de rentabilidad del cultivo y al consiguiente abandono de campos, como a las condiciones para calcular las indemnizaciones, basadas en rendimientos históricos. “La sucesión de heladas ha provocado que la productividad de los últimos años se haya hundido, lo que le resta todo el atractivo al seguro”, explica Aguado.
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